Un rescate casi de película

Iván Chilavert, hijo de Rolando, quien vivió horas de terror en Ucrania, detalló cómo logró escapar de una red de trata de personas de la ciudad de Odessa junto con su papá en los primeros días del año. La ayuda de la Cancillería fue clave.

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Iván Chilavert visitó los estudios de radio ABC Cardinal para contar lo que vivió desde el 31 de diciembre del año pasado hasta los primeros días de enero en Odessa, Ucrania, donde él y su padre, Rolando Chilavert, aseguran haber sido víctimas de un chantaje de poderosas personas vinculadas a la mafia ucraniana. El caso tomó estado público ya el día en que lograron aterrizar en Asunción el 7 de enero pasado tras una odisea que tomó al menos dos días.

El sobrino del exportero José Luis Chilavert manifestó que, a raíz de una denuncia que hicieron su hermano y su tío en Paraguay, el Ministerio de Relaciones Exteriores logró movilizar una pesada artillería diplomática para que ambos puedan dejar ese país de Europa del Este tras haber sido engañados con una propuesta de trabajo para dirigir un club llamado Chernomorets FC.

Iván Chilavert recordó a Fernando Martínez Vela, quien se presentó como gerente del club y estaba bajo las órdenes de una persona a la que identificó como “El General”, un supuesto mafioso de la ciudad de Odessa con el poder para matarlos. Agregó además que hasta los diplomáticos paraguayos tenían miedo de él, pero que las autoridades de la cancillería ucraniana e Interpol lograron, por sobre todos los obstáculos, sacarlos de Odessa y transportarlos a Kiev en un operativo que se dio de forma rápida, ya que el tramo entre ambas ciudades generalmente conlleva unas 5 horas de viaje por tierra y ellos lo hicieron en tres.

El hijo de Rolando calificó a Fernando Martínez Vela de una persona inescrupulosa que les engañó y maltrató. Además, buscó extorsionarles con la difusión de los videos que finalmente tomaron estado público. “Nos dijo que con el video van a fundir su carrera (de su papá). Que íbamos a tener que salir del país (de Paraguay, a causa de los videos) (...) Nos sacaron todo el dinero, nos sacaron los pasaportes”, lamentó.

Padre e hijo llegaron a Odessa a las 9:00 del lunes 31 de diciembre. Fernández Vela les invitó a pasar Año Nuevo en su casa junto con su pareja, una persona transexual a la que identificó como “Delfín”.

Supuestamente, Delfín era la persona encargada de filmar los videos para extorsionar luego de hacerles beber a los Chilavert tres “shots” de tequila que contenían una suerte de droga. “El General” supervisó toda la operación, pero Martínez Vela cometía muchos deslices porque, según Iván Chilavert, era adicto a la cocaína. A “El General” le decían “mi presidente”, según el entrevistado.

El día del encuentro con “El General” fue el 4 de enero. Desde allí, día en el que filmaron los videos, no paró la extorsión. Ese día comenzaron las amenazas de muerte. Iván contó que él inicialmente no debía viajar pero que lo hizo a pedido de su mamá, que sospechaba algo y que no iba a permitir que Rolando viaje solo.

“Me dijo (Rolando, el padre): ‘Papi, vos no tenías que venir’. Me pide perdón. Le repito que lo amo, que no lo voy a dejar”, recordó sollozando.

Fue después de eso que Iván se puso en contacto con su hermano y pidió la asistencia de Cancillería. Después de haberlo hecho, los diplomáticos llegaron a un hotel y se reunieron con los Chilavert. “El General” estaba presente y las amenazas de muerte no cesaban antes del encuentro. Ambos tenían que decir, según el testimonio, que estaban bien y que la denuncia que habían hecho era una mentira.

 

Entre las amenazas que sufrieron estaba, por ejemplo, el hecho de que les iban a “plantar” cocaína, asesinarlos de un tiro y de arrojarlos al Mar Negro. “El General” tenía una jerarquía porque todo el mundo se le encuadraba, relató. Allí, uno de los diplomáticos paraguayos le dijo a Iván Chilavert: “Nuestra inmunidad diplomática no vale un euro aquí”.

Finalmente, tras llegar a Kiev fueron recibidos por otra delegación diplomática, pero esta vez de Argentina, que logró colocarlos en un vuelo a Fráncfort, donde fueron recibidos por paraguayos de Cancillería. Desde allí, el camino fue a Sao Paulo y, finalmente, hasta Asunción.

Iván Chilavert aseguró que no hay denuncia alguna contra ellos, como manifestó el español Fernández Vela, ni cometieron delito alguno en ese país. Agradeció sobremanera la intervención de la Cancillería asegurando que, de no hacerlo, estarían muertos.

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