El presidente de la República, Horacio Cartes, viajó este martes hasta Ciudad del Este para participar de una serie de actos oficiales que -una vez más- terminaron pareciendo un recorrido proselitista para acompañar a la candidata colorada a la intendencia local Sandra McLeod de Zacarías.
Cartes participó de una serie de eventos que incluyó la inauguración de centros comerciales y el inicio de obras del World Trade Center y el Hotel Sheraton, siempre acompañado por referentes políticos de la zona, entre ellos el gobernador del departamento de Alto Paraná, Justo Zacarías Irún, hermano del caudillo colorado Javier Zacarías Irún -otrora opositor devenido en leal cartista- y cuñado de la aspirante a la reelección como jefa comunal Sandra McLeod.
Durante un discurso en el que alabó al presidente Cartes por realizar el viaje a pesar de la lluvia, el gobernador altoparanaense aprovechó para saludar también al titular del Congreso, Mario Abdo Benítez, quien últimamente acompaña de cerca al primer mandatario, a pesar de la marcada rivalidad que habían vivido durante los meses previos a las elecciones internas del Partido Colorado y aún después. En ese momento, Zacarías Irún calificó a la fecha como una “fecha especial”, haciendo referencia al cumpleaños del dictador Alfredo Stroessner, quien dirigiera los destinos del Paraguay durante 35 años a su antojo, y quien encontrara en el padre del actual senador Abdo Benítez uno de sus hombres más leales.
“Gracias por acompañarnos en una fecha tan especial, en una fecha cara a sus sentimientos y a los sentimientos de tantos paraguayos”, manifestó Zacarías Irún dirigiéndose a Mario Abdo Benítez. El titular del Congreso había sido centro de críticas días atrás por afirmar que en los años de la dictadura existió democracia.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
No es la primera vez que los miembros del clan Zacarías Irún expresan cierta admiración o recuerdan al dictador Stroessner. En 2014, el exprecandidato presidencial, Javier, había sido grabado parafraseando a quien fuera derrocado en 1989.
En tono autoritario, Zacarías Irún disponía las acciones a tomar por los representantes de gremios, funcionarios y ediles de la Municipalidad esteña. En una parte, el líder esteño utilizó la receta peronista que fue la frase favorita del dictador Alfredo Stroessner y sus colaboradores, afirmando: “Para los amigos, todo y para los enemigos, la ley”.
Javier y Justo Zacarías Irún son, de hecho, cercanos a la historia stronista y supieron aprovechar el buen posicionamiento de algunos caudillos colorados que se hicieron fuertes durante la dictadura para comenzar a escalar posiciones en el este del país. Ambos son sobrinos del stronista Oscar Alcibiades Zacarías Cubilla.
Pero no es precisamente a su tío a quien deben su indiscutible liderazgo político en el Alto Paraná, sino a otra figura de la zona: el antiguo padrino del Este, Carlos Barreto Sarubbi.
Tras la caída del régimen stronista, Barreto Sarubbi se supo mantener como el padrino de Ciudad del Este, la ciudad que había sido fundada durante la dictadura y bautizada en honor al dictador. “Mba’evéko ndojejapói va’ekue hese’ÿ”, (nada se podía hacer sin su venia), contaban años atrás viejos pobladores de la zona. “Era difícil recorrer las esquinas sin que se escuchara don Carlos”, recordaban otros.
Barreto Sarubbi era el hombre señalado por el régimen de Alfredo Stroessner en el Este para administrar el comercio fronterizo, con las pistas clandestinas incluidas, donde aterrizaban aviones repletos de mercaderías de contrabando y de donde salían otros tantos.
Para rubricar oficialmente esta realidad, a Carlos Barreto Sarubbi el Gobierno lo había nombrado intendente de la nueva ciudad. En los 90, cuando Barreto Sarubbi era todavía el padrino oficial, Javier Zacarías Irún ascendía raudamente.
Joven, vivo, atento, conocedor de ese mundo (su madre era comerciante del Paseo Central) de comercio y el entramado político que lo protegía, se granjeó el apoyo de Barreto Sarubbi. Javier Zacarías Irún no lo oculta, por el contrario, asumía que él era “mi amigo”.
Aprendió tal vez de Carlos Barreto esta palabra para nombrar a los socios comerciales. “Los amigos tenemos que ayudarnos, para eso estamos”, dijo alguna vez Barreto Sarubbi. Zacarías Irún no ocultó la “amistad” con Barreto Sarubbi y sabe por qué no hacerlo. La idea en Ciudad del Este de una buena parte de la población sobre Carlos Barreto es la de un hombre ya viejo que en su momento de esplendor administró la “época dorada” de la ciudad.
Antes de acogerse al padrinazgo de Barreto Sarubbi, había dado sus primeros pasos como operador político de la mano de Ángel Roberto Seifart, para luego dar el gran salto.
En 1993, de la mano de Barreto Sarubbi, Zacarías Irún se ubicaba en la lista de diputados por Alto Paraná, como primer suplente. En 1995, el azar lo llevó a ocupar la banca como titular. El diputado Julio César Riquelme moría con balas disparadas por un hombre encolerizado. Sospechaba que su esposa lo “engañaba” con él.
En el atentado, otra persona, Lilian González, también recibió una bala, pero en un lugar sin peligro para su vida. Esta mujer se terminaría convirtiendo en pareja de Nelson Aguinagalde, quien luego sería gobernador de Alto Paraná. Asumió el cargo con apoyo de Zacarías Irún, pero luego se convirtieron en enemigos.
Javier llegó en 2001 a la intendencia de Ciudad del Este. No tuvo mayores problemas para luego aliarse con Reinerio Santacruz, entonces poderoso empresario tabacalero de la zona; mucho menos objeciones se puso para luego comenzar a negociar con Lino César Oviedo, todavía caudillo del Partido Colorado, para conseguir la reelección. Después negoció con Nicanor Duarte Frutos, al que abandonó para seguir Luis Castiglioni.
Algunos de estos padrinos llegaron a reconocer alguna vez que Zacarías Irún no tenía problema alguno para traicionar a sus aliados y cambiar de campamento, de acuerdo a sus conveniencias. Castigli0ni había llegado a afirmar que Javier iba a parar a los sectores donde el dinero era la moneda corriente, fue luego de que lo abandonara para formar su propio movimiento.
Tras asegurarse la jefatura comunal de Ciudad del Este para un segundo período, Zacarías Irún decidió renunciar para aspirar a ser candidato a la vicepresidencia de la República, precisamente de la mano del castiglionismo. En ese entonces, el cargo recayó en su esposa, Sandra McLeod.
Hoy los Zacarías Irún encabezan un clan cuyo padrinazgo político en el décimo departamento casi no tiene rival. Sin su bendición, y esto lo saben muy bien los colorados, es casi imposible ganar elección alguna en la zona. Actualmente la esposa de Javier, devenido en uno de los más fervientes cartistas, aspira a un nuevo período al frente de la Municipalidad de Ciudad del Este, esa ciudad que sigue con el estigma de ser foco del negocio irregular, el contrabando y hasta sitio de donde sale el dinero para financiar a grupos terroristas.
juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano
