Una historia de amor y abandono

En la tarde del sábado último, J.A.P fue víctima de un accidente de tránsito. Tiene 11 años y sobrevive en Ciudad del Este cuidando autos. Cumpliendo esta labor se encontraba en las inmediaciones del Lago de la República, donde sufrió un accidente.

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El pequeño, al observar que un coche llegaba para estacionar, cruzó la calle para acercarse al conductor. Era una oportunidad para ligar unos guaraníes de propina.

Según testimonios observó a los lados y cómo vio libre la vía empezó a correr hacia la vereda opuesta. En ese interín apareció un auto circulando a gran velocidad. Se llevó por delante a J.A.P, lo tiró 20 metros por delante y su pequeño cuerpo comenzó a rebotar en la calzada como si aquellos hilos que lo sostenían se hubieran soltado.

Llegó gravemente herido al hospital distrital, los médicos no tardaron en darse cuenta que su vida corría serio riesgo. En procura de salvarlo pidieron un avión ambulancia para transladarlo a Asunción. En Ciudad del Este lo estabilizaron, aseguraron sus signos vitales pero el traslado aéreo no fue inmediato ante una súbita descompensación. Los médicos lucharon para mantenerlo con vida.

Los vecinos mientras tanto buscaron al padre, Silvio Portillo. Don Silvio trabaja como "sacoleiro", ganando propinas por transportar mercaderías. Es un hombre que vive en la pobreza. Su mujer lo abandono y dejó su hijo en manos de don Silvio, padre adoptivo de J.A.P

De acuerdo al reporte de testigos, el vehículo que atropelló a J.A.P tiene chapa número CBD 925. Esta matrícula está registrada a nombre de Patricia Belén Rojas, cuyo número de cédula de identidad sería 3.975.345. El Toyota azul que supuestamente conducía huyó del sitio y dejó tirado en el pavimento al niño de 11 años.

En las primeras horas del 8 de diciembre, partió el avión de la Fuerza Aérea Paraguaya rumbo al aeropuerto de Itaipú para buscar al chico. Los rescatistas del Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay debieron sortear en vuelo un paro respiratorio y una descompensación de sus signos vitales.

El niño se encuentra en terapia intensiva, luchando por su vida; su padre, don Silvio, vive las peores horas de su vida ante el temor de perderlo definitivamente.

En la noche del domingo, un rescatista del CBVP que participó de la evacuación aeromédica, llegó hasta el Hospital de Emergencias Médicas. No podía conciliar el sueño recordando la imagen del niño tendido en la camilla. Pidió a su esposa que lo acompañara a Emergencias Médicas y juntos fueron la hospital a pesar de la hora.

Allí llegaron y encontraron a don Silvio arrodillado en una esquina: estaba llorando, lloraba sin cesar mientras sus manos golpeaban suavemente la pared como si con este gesto pudiera encontrar encontrar una explicación a su dolor.

Estaba desesperado, no tenía plata para comprar ampollas de adrenalina y el hospital no contaba con reservas.

Don Silvio es un "sacoleiro". Desde que llegó en la madrugada no probó bocado alguno. Los medicamentos eran suministrados por el hospital pero ya no había adrenalina y él no tenía nada que pudiera servir para salvar la vida de su hijo.

La vida de don Silvio gira alrededor de un chico que no es suyo pero el inmenso amor que siente por él lo convirtió en su hijo. J.A.P se debate entre la vida y la muerte, don Silvio mientras tanto no sabe cómo hará para llevarlo a Ciudad del Este si su cuerpecito no logra resistir la gravedad de las heridas.

Quizás sea el momento en que la solidaridad pueda ayudar a paliar el abandono en que transcurre la vida de don Silvio, aferrado al amor que siente por su hijo.

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