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Francisco Cabañas, presidente de la Comisión Vecinal, explicó que anoche todos los vecinos tuvieron que actuar y presionar juntos para que Lorenzo Acosta y un joven identificado únicamente como Elías abandonen el asentamiento Sueño y Esperanza, ubicado en Capiatá, Ruta 2, km 18.
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“Estamos todos cansados, por eso la comunidad luego se movilizó. Ya les denunciamos varias veces y se van a la comisaría y luego todo va al oparei. Dicen que van a pasarle a la Fiscalía y no pasa nada. Se pasan la pelota”, denunció el referente vecinal.
Ayer, tras una tensa noche en que sitiaron la vivienda de los acusados de vender drogas en el barrio, lograron que Acosta abandone la vivienda. Ahora aguardan que Elías haga lo mismo y lo emplazaron hasta el mediodía, aunque aparentemente la suegra del mismo se opone a que se retire.
El hombre agregó que, lastimosamente, en el mismo asentamiento, que tiene una extensión de 16 hectáreas y donde viven 286 familias, hay muchos jóvenes adictos que se abastecen de estos dos sujetos y además ingresan personas extrañas que hacen aún más insoportable la convivencia, sobre todo por la inseguridad.
“Traen mucha personas de afuera. Entra mucha gente desconocida. A veces ni podemos decir que es gente por el estado en que vienen. Casi nadie se escapa del robo, ya que los propios jóvenes de la comunidad roban acá mismo”, explicó.
Para colmo -y es algo que agotó la paciencia de los vecinos- ya no solo vendían drogas a los jóvenes, sino también a los niños, según destacó Cabañas. Está mañana, unidades de la Comisaría 8ª Central estuvieron por la zona y prometieron acompañar la expulsión del acusado que falta que abandone el asentamiento.