Más violencia contra adultos mayores

El drama de doña Sara Servián, octogenaria conocida por su labor solidaria a favor de niños carenciados que era mantenida encerrada contra su voluntad por un familiar, es un tipo de violencia doméstica mucho más común de lo que se imagina.

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Conversamos con dos juezas de paz para conocer esta penosa realidad. Natalia Garcete, jueza de paz de la Catedral 2, y Zoraida Olguín, jueza de paz de San Roque, coincidieron en resaltar el notable aumento de casos de violencia doméstica.

Ambas precisaron que la mayoría de las denuncias son por hechos de violencia entre parejas, pero hay muchos casos en que las víctimas son adultos mayores y también se registran denuncias de padres contra hijos adolescentes, cuyo comportamiento violento tiene relación con la ingesta de bebidas alcohólicas o consumo de drogas.

“Y dentro del porcentaje de la gente que acude al Juzgado, la mayoría son mujeres. Hay casos también en los que los varones hacen la denuncia, pero en minoría, también se dictan medidas para proteger a los adultos mayores, que va también en aumento”, explicó Garcete.

La jueza Olguín comentó que una vez le tocó atender un caso en que los hijos se “adueñaron” de la casa familiar y prácticamente confinaron al padre y propietario del inmueble en una pieza, de donde ni siquiera podía salir al patio, pues había perros que amenazaban su integridad física. En este caso, se dictó una medida de exclusión del hogar de los hijos denunciados. “También hay muchos casos de violencia económica, especialmente en las parejas. Hay hijos de por medio, no les dan el sustento, y por reclamar eso, surge más violencia”, comentó la jueza Olguín.

Las juezas indicaron que en casos de pareja, muchas víctimas soportan años de maltratos, violencia psicológica, económica y hasta física, ya sea por dependencia económica, por los hijos, por “salvar” al matrimonio, entre otros factores, antes de decidir poner un punto final a la relación. “Explican que llega a un punto que ya no aguantan más y toman esa decisión y más bien es por recomendación de los propios parientes, porque la violencia se va agravando, cada vez se pone peor.

Y los propios parientes, conocidos y amigos tratan de ayudar. En Atención Permanente muchas víctimas acuden con amigos o familiares y te dicen que no se animaban a hacer la denuncia; entonces yo le acompaño a denunciar. Es muy importante el apoyo familiar, emocional. Es más, hay casos en que los compañeros de trabajo traen a la víctima para que se anime a hacer la denuncia”, agregó Garcete.

Garcete precisó que los Juzgados de Paz intervienen en los casos de violencia doméstica, pero cuando la agresión es grave, ya pasó al ámbito penal como violencia familiar, hecho punible previsto en el artículo 229 del Código Penal (que prevé una pena privativa de libertad de hasta 6 años).

“Hay muchos casos de violencia doméstica, tenemos que diferenciar entre la violencia doméstica que atiende un juez de paz y la violencia familiar, que ya forma parte del Código Penal, artículo 229. Lo que entra dentro de la competencia del juez de paz es la Ley 1600 contra la violencia doméstica, que nosotros tenemos que dar protección a esta víctima, es eso lo que nos otorga la ley”, agregó Garcete, tras comentar que en caso de desacato o cuando la lesión es grave, se deriva al Ministerio Público.

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