Cielo abierto, rincones oscuros, muros destruidos, basura. Adictos a las drogas. Olvido. Es todo lo que queda hoy de lo que alguna vez fue el supermercado más importante del barrio Trinidad de Asunción.
El 1 de agosto del 2017 se conmemora el décimo tercer aniversario del incendio, y tal vez sea el último en que las víctimas vean los restos de ese lugar, antes de convertirse en un sitio digno para rememorar a las víctimas de aquel domingo funesto.
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Las ruinas del edificio distan mucho de lo que era el local original, en su inauguración en el 2001. El fuego abrasador primero, el paso del tiempo, el rigor del clima y la acción vandálica crearon un ambiente desolador, que inquieta y abruma a cada paso.
De acuerdo al informe del 2008 de la Coordinadora de los Derechos Humanos, 356 personas murieron ese día. Ocho personas nunca fueron identificados y fueron catalogadas como desaparecidas. Un total de 208 chicos quedaron huérfanos.
Las fotografías captadas brindan apenas un pantallazo del hábitat oscuro en el que se convirtió: circunstancial depósito de vendedores ambulantes, refugio de indigentes, guarida de intoxicados, un museo para el olvido.
Muchas familias todavía no superan lo sucedido aquella vez, la tristeza es más larga que la pena para los responsables, quienes hace años ya se encuentran en libertad: El accionista Humberto Casaccia fue condenado a 2 años y 6 meses y fue el primero en salir de la cárcel; Víctor Daniel Paiva recibió una pena de 10 años, pero fue beneficiado con la libertad condicional; el guardia Daniel Areco pasó cinco años encerrado, y Juan Pío Paiva, propietario del establecimiento, el 23 de diciembre del 2014 también recibió la libertad condicional, al compurgar ocho de los 12 años que recibió como condena.
Muchos familiares de las víctimas, hambrientos de justicia, están vacíos, como hoy lo está el memorial, recientemente saqueado por delincuentes que se llevaron hasta los focos que iluminaban las fotografías de las víctimas.
Este año se adjudicaron las obras para la construcción del nuevo memorial, valorado en unos G. 12.000 millones. Reemplazará a las ruinas de aquella pesadilla. Un sitio donde la memoria será respetada está más próximo a hacerse realidad.
Fotografías de Pedro González
