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El mismo Santiago Peña habló de ingresos de US$ 1.250 millones anuales que recibiría Paraguay durante tres años.
Con el correr de los días, fueron surgiendo dudas y preguntas. Finalmente, la mayoría de analistas y entendidos en el tema de nuestro país, incluyendo algún funcionario del Gobierno, concluyeron que las buenas noticias no eran para tanto y, en definitiva, tendremos un aumento del dinero que recibe el Paraguay por “gastos sociales” y eso solamente por tres años. Las cifras que se mencionan varían entre los USS$ 130 y US$ 200 millones por año.
El Gobierno prometió muchas cosas: invertir en seguridad, salud y obras a favor de la población más vulnerable y manejar los fondos con transparencia, sin decir cuál será el mecanismo. Lo que sí aseguran es que el dinero no será incluido en el Presupuesto General de la Nación.
Finalmente, el manejo de los gastos quedará a discreción del Poder Ejecutivo.
Las promesas lanzadas por Peña y algunos allegados se parecieron demasiado a los de cualquier candidato en campaña electoral.
Si nos guiamos por los hechos concretos, varios representantes de este Gobierno mostraron hasta ahora una tendencia a beneficiarse a sí mismos, a sus familiares y entorno social y político inmediato con el dinero público.
Una muestra flagrante de esta conducta es el vicepresidente de la República, Pedro Alliana, quien ubicó a su hija Montserrat, sin formación universitaria o de algún tipo especial, en un cargo en el Congreso con un sueldo de más de G. 18 millones (unos US$ 2.450), cifra que no ganan muchos profesionales de primer nivel en el país.
Alliana no es el único, y el presidente Peña, penosamente, pretende justificar los privilegios que él mismo concede valiéndose del cargo, entre ellos los que dio a la hija del cuestionado diputado colorado Yamil Esgaib, beneficiada con un cargo en la Embajada de Londres para que pueda continuar sus estudios, luego de haber fracasado en su intento de ingresar a la UNA.
Otro detalle durante el anuncio del resultado de las negociaciones con Brasil fue que tanto el canciller Rubén Ramírez, como el director de Itaipú, Justo Zacarías, y el presidente de la ANDE, Félix Sosa, pusieron mucho empeño en alabar el liderazgo de Peña en esta cuestión.
Sin embargo, el vicepresidente Alliana se encargó de poner nuevamente en evidencia que la figura del expresidente Horacio Cartes es omnipresente, al agradecer públicamente “el respaldo del Partido Colorado” a las negociaciones. Esa expresión solo tenía el sentido de hacer explícita la sumisión de este Poder Ejecutivo al liderazgo del presidente de la ANR.
Cartes, en tanto, sigue mostrando que sus objetivos son: vengarse de sus enemigos políticos y sacar del medio desde ahora a posibles rivales electorales para facilitar al que él elija como candidato colorado en las próximas elecciones.
Por eso, la buena noticia no es que se haya conseguido más dinero de la Itaipú para el país por tres años. Lo verdaderamente positivo será ver que se lo utiliza con transparencia y eficiencia, algo sobre lo cual hay un justificado escepticismo.