Cartes y los periodistas (IX)

La censura, la advertencia, la exhortación, la sugerencia, el apartamiento (freezer), la suspensión y el despido, son modalidades implementadas para atosigar al periodista indomable y enteramente soberano.

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Igualmente, la persecución, la represión, la citación, la querella, el arresto, la golpiza y la amenaza, son modos o prácticas de opresión aplicadas por el establishment, al solo efecto de domar a la prensa generando censura y autocensura. Tener una prensa dócil y a su entera disposición, cuando fuere necesario, en tiempo y forma, es el sueño universal del sistema.

Pero, todas estas refriegas, son sobrepasadas cuando un capitalista o un poderoso financiero con apoyo político o gubernamental, se mete a comprar masivamente medios de prensa o canales de expresión masiva.

Con este proceder, se instala la figura del patronismo, es decir, el propietario y sus empleados. Se acaba aquella simbiosis de la prensa y el periodista. Es la toma y la conquista de un instrumento de poder para la inducción y el dominio de un pueblo, una nación, un continente, un planeta.

La esencia de la prensa, el periodismo, la información y los medios, se ha tergiversado, se ha distorsionado, se ha alterado. Hoy, se ha convertido en un “instrumento de distracción”, en una “arma social y política”, en un “detentor de masas” y en un “generador de voluntades”. La comunicación pasó a ser un espectáculo y un divertimento. Las “cápsulas informativas” son cada vez más híbridas y vacías.

Con ese criterio, se arman cadenas, grupos, emporios de medios mediante el advenimiento de estos acaudalados y gobiernos oficiales que se involucran a un solo efecto: contrarrestar la crítica, aplacar las denuncias y moderar cualquier exhibición delictual en la conducta de los que mandan u ostentan el poder. Las corporaciones extienden sus tentáculos para desalentar cualquier campaña o intento de descrédito.

El tirano Alfredo Stroessner, ni bien asumió la presidencia el 15-98-1954, reabrió el “Diario Patria” y reactivó la “Radio Nacional” incorporando nuevos equipamientos, todo desde el gobierno. Empezó a darle protagonismo desde el vamos a dos medios capitales y estratégicos para su gobierno en esa época, casi las únicas.

Sus vasallos asumieron las direcciones y secciones de estos medios, bajo estrictas indicaciones y anuencias del dictador. Qué, cómo y cuándo debía publicarse, dictaba la “orden superior”. Era obediencia y sumisión completa. Hasta para titular se debía consultar.

Pero, nunca importaba las formas y los preceptos, porque el opresor estaba sumando aliados a su causa personal, con estos medios garantizó publicidad, propaganda y buenos augurios para su ejido político-militar. Pintar un paraíso, era la tarea de todos.

Para ello, sostener estos medios no habría problemas, ya que el Presupuesto Nacional se encargaría de garantizar los fondos para una larga vida, con empuje y fortaleza. Estaba utilizando al máximo los recursos y las estructuras del estado para su beneficio propio.

Y ante los peligros de una fuerte oposición y de los fustigadores del régimen que iban creciendo exponencialmente, simuló crear una corriente periodística libre e independiente. Rápidamente “El Rubio” ordenó e involucró a “los amigos” del gobierno y a los empresarios que se beneficiaban con su política y concesiones, para que tácticamente se pueda subsanar estos inconvenientes.

Averiguó su situación y ordenó comprar el “Diario El País” que se hallaba cerrado. Fue el coronel Pablo Rojas quien ejecutó el plan. No había dinero privado, pero si un capital fresco y disponible que podía salir directamente de las arcas del ejército, sin rendir cuentas a nadie. La “plata dulce” era invertida para consolidar al régimen y realizar negocios particulares sin rendición de cuentas.

El coronel fue el administrador de la intendencia del ejército y hombre de confianza de Stroessner, por lo tanto, esa “vía libre” estaba asegurada. Había que dar el paso y amparar esa veta.

Se consumaba el desvío de recurso, el dinero público a las arcas particulares. Luego este diario pasaría a llamarse “La Tarde” por un tiempo y después “Última Hora” desde el 08-10-1973, pero permaneciendo siempre en manos del coronel Rojas y descendientes. Desde el 12-06-2003, fue comprado por Antonio Vierci, inaugurando con él una cadena de medios.

Así, Stroessner iba procediendo para conseguir un soporte taimado a su gobierno, neutralizando las contras y las impugnaciones de los opositores. En contrapartida, suspendía o cerraba periódicos y amenazaba a directores y periodistas, mientras él reclutaba para “su prensa” escribas y lenguaraces, que se alineaban a los designios de la tiranía.

Pero ojo que el “vigilantes” decía que los amigos del gobierno tenían que responder más, que su labor era insuficiente, que tenían una posición tibia, siendo que ellos obtenían grandes beneficios en sus negocios con exoneraciones, pero que no invertían proporcionalmente en favor del gobierno, garantista de las pingues ganancias.

No colaboraban debidamente y esto empezó a molestar al “fuhrer”, quien reclamaba en los círculos de paniaguados y reuniones de amigos. En ese contexto de “compromiso” y “devolución de favores”, fueron apareciendo las nuevas emisoras que pasaremos a citar:

“Radio Comuneros” (01-03-1955, Juan Bernabé Apodaca), “Radio Ñanduti” (29-11-1962, Teófilo Escobar y Humberto Rubín), “Radio Chaco Boreal” (14-05-1968, Gerardo Torcida), “Radio Caaguazu” (11-03-1969, Hilarión Correa) y “Radio Nanawa” de Luque (01-08-1973, Juan Carlos “Coco” Bernabé, vendida a Juan Antonio Vierci en 2010 por 280.000 U$D y trasladada a Chaco’i).

Luego surgen, siempre patrocinadas por el gobierno, “Radio Asunción” (Miguel Gerónimo Fernández Colman), “Radio 1º de Marzo” (01-03-1976, Alcides Riveros y Miguel Ángel Napout. Hoy con nombre de Radio Latina), “Radio Cardinal” (10-12-1990, Nicolás Bo. Transferida el 15-10-2007 a Christian Chena y luego vendida el 02-12-2015 a Aldo Zucolillo).

Muchas otras radios y periódicos expresaban a los cuatro vientos las bondades, aciertos y capacidades del gobierno, para un tiempo de “paz, progreso y desarrollo” que se vivía en la patria. La claque del oficialismo estaba de parabienes, por tanta excelencia expuesta. Aún tardaría aquellas brisas o ventarrones rebeldes de los medios, ante la grosera subordinación de la prensa.

Nunca hay que olvidar aquellos atropellos a la razón cuando con filosa verba, el oficialismo vociferaba contra la “prensa subversiva” que “sembraba el odio y la división de la familia paraguaya”, desde el programa “La voz del coloradismo”, emitida por “Radio Nacional”, a la que debía adscribirse “voluntariamente” en cadena oficial, todas las emisoras del país.

Luego vendrían los matutinos como el “Diario Abc Color” (08-08-1967, Aldo Zucolillo), el “Diario Hoy” (12-06-1977, Humberto Domínguez Dibb) y un vespertino efímero creado en la misma redacción, llamado “La Tarde”.

Ese “Diario Hoy” fue vendido posteriormente a Juan Carlos Wasmosy, quien cambió el nombre por “El Día”, para luego modificar su línea y nombre, llamándolo “Popular”. Varios lustros después, reabrieron “Hoy”, pero solo en versión digital. Ese portal fue comprado por Horacio Cartes el 10-08-2015.

Pero no olvidemos a “El Diario Noticias” (12-07-1984, Nicolás “Nino” Bo, luego su hijo Eduardo Nicolás “Bilo” Bo, para quedar su denominación solo en “Noticias”. Cesó el 12-02-2005), el “Diario La Nación” (25-05-1995, Osvaldo Domínguez Dibb, siendo comprado posteriormente por Horacio Cartes el 12-04-2015).

También estuvieron el “Semanario La Opinión” (06-04-1991, Reinaldo Domínguez Dibb), el “Semanario Tiempo 14” (Humberto Rubin), el “Semanario La Corbata” (Roberto Víctor Santacruz, alias Rovisa, comprado por ODD y transformado en “Crónica”), entre otros.

La adquisición de medios de prensa por parte de gobiernos o presidentes de la república u operadores políticos para apoyar sistemas y modalidades o para contrarrestar campañas o críticas de los independientes, viene siendo una constante y no importa que genere ganancias o pérdidas, sino que acompañe y apoye al régimen.

Después del golpe del 02-02-1989, el presidente Andrés Rodríguez reabrió los medios ABC y Ñanduti, metiéndose en el bolsillo a la prensa en general por ese gesto. Con posterioridad, el presidente Juan Carlos Wasmosy compraría la “Cadena Hoy” y; siendo en la actualidad, adquirida por el presidente Horacio Cartes, quien compró una infinidad de medios orales y escritos para sustentar y apuntalar su gestión de gobierno.

alcandia@abc.com.py

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