Cartes y los periodistas (X-FÍN)

A pesar de la garantía constitucional, la intimidación y los atropellos a periodistas paraguayos, no cesan. El gobierno de Horacio Cartes y sus esbirros siguen hostigando a los “no alineados”.

Cargando...

Todos los independientes están insultados, monitoreados, advertidos y sentenciados.

No lograr la alienación de los periodistas, le causa una irritante urticaria al establishment.

Por eso, varias legiones de funcionarios públicos y matones a sueldo, como fiscales, jueces, senadores, diputados, concejales, intendentes, gobernadores, policías, militares, seccionaleros, hurreros y políticos en general, se convirtieron en husmeadores, vigilantes y agentes de inteligencia, legitimados por el gobierno de turno. El “pyraguereato” de antaño, vuelve a cada tanto y esta vez se mostró más moderno y sutil.

Y para embarrar o incinerar a los escrupulosos y soberanos ante la opinión pública, recurren a lo más bajos instintos, a los métodos más viles como el espionaje tecnológico o cibernético. Están a la caza de algunos que puedan “resbalarse” y alertas por si ciertas conversaciones se escurran fuera de lugar como para editar “detalles comprometedores” y así utilizar en su contra maliciosamente. Es el mismísimo submundo del crimen y su inmunda metodología.

Estos siervos del sistema, pasaron a ser “la CIA paraguaya” contra la prensa, los periodistas y todos los ciudadanos de bien. La mafia instalada, los delincuentes y los políticos turbios, pretenden convertir a los ciudadanos rectilíneos o moralistas en uno de ellos y así demostrar a la población que nadie “se salva” de la carroña, que ninguno está exenta de la porquería, que todos tienen “su precio”, que el hampa se ha generalizado y que la república entera se volvió promiscua.

El periodismo siempre está inmerso en las más voluminosas turbulencias y; en medio de esa batahola, su lucha contra el mal será tenaz, hasta vencer o morir. Precisamente, es en este gobierno, donde verdaderamente el periodista no está seguro ni en su filosofía ni en su existencia. Corre peligro a cada minuto, porque su trabajo no es bien visto por la delincuencia y sus propulsores.

Estos diabólicos del malandraje, tratan de generar corrupción global en donde ellos se convertirán en los “reyes de la tropa”. Por consiguiente, ante esta siniestra fórmula, están asiduamente buscando hacer tropezar o generar algunas “jugadas maestras” en el tablero, como para ensuciar o endilgar a los llamados éticos u honorables.

Se sabe que en todos los círculos de la vida existen buenos y malos; honestos y deshonestos; inteligentes y cretinos; sabios e ignorantes; incorruptibles y vendidos. Precisamente, a estos incorruptibles se pretende cazarlos en alguna trampa tendida o en cualquier maraña insalvable para destruirlos y limpiar el camino, siendo su probidad arrojada al basural de los insultos y vomitada por el desprecio de la marginalidad urbana.

El incorruptible o el invulnerable, es el enemigo a vencer. Es el que detenta la ponzoña más letal para dañar y triturar a maleantes comunes. Su toxina devastadora, llamada “verdad y pureza”, debe evitarse sea inoculada, porque si llegare a ocurrir ese lance, viene la “muerte cívica” y, por ende, la pérdida de los grandes negocios que se hubieran generado en el mundo contiguo o subyacente.

Entonces, a este virtuoso que molesta hay que desprestigiarlo, matarlo por adelantado, atacando su moral y destruyendo su credibilidad social. Esta es la contra sugerida, el “antídoto” para crear el mal y así destruir al bien. Porque la integridad obstaculiza el “lucro rápido” y el “confort palaciego”.

Y en apoyo y amparo “De la Libertad de Ejercicio del Periodismo”, es bueno traer a colación el artículo 29 de la Constitución Nacional Paraguaya, donde se detalla expresamente: “El ejercicio del periodismo, en cualquiera de sus formas, es libre y no está sujeto a autorización previa. Los periodistas de los medios masivos de comunicación social en cumplimiento de sus funciones, no serán obligados a actuar contra los dictados de su conciencia ni a revelar sus fuentes de información”.

La carta magna, continúa sustentando la emancipación: “El periodista columnista tiene derecho a publicar sus opiniones firmadas, sin censura, en el medio en el cual trabaje. La dirección podrá dejar a salvo su responsabilidad haciendo constar su disenso. Se reconoce al periodista el derecho de autoría sobre el producto de su trabajo intelectual, artístico o fotográfico, cualquiera sea su técnica, conforme con la ley”.

Desde las aristas que se plantee, la corrupción no tiene cabida por derecha; si por izquierda, en forma furtiva o con subterfugios y maniobras. La Constitución Nacional y la conciencia ciudadana, están en su contra. En consecuencia, la honestidad empuñará sus mazos y sus azotes para derrotar a la podredumbre por clamorosa demolición.

Por eso, el poder político es anhelado por los facinerosos, para romper las barreras y así operar a su gusto y paladar, sin ambages. Y es lo que el periodismo comprometido con los valores altruistas, junto a los ciudadanos sanos de la patria, deben evitar contra viento y marea.

Solo la cúpula gansteril, los socios, los capangas, los esclavos y la claque, se unen para hacer fuerza unitaria y aguantar las embestidas de la población que clama por la vigencia de la justicia, la equidad y la corrección; trágicos conceptos para los violadores, traficantes, evasores e ilegales que se propagan en el estado.

La prensa es el eje de la democracia y sin la libre expresión, un pueblo vivirá en la oscuridad eterna. Esa luz es siempre amenazada en el Paraguay, un país nublado forzosamente por acción u omisión de sus indeseables autoridades.

Por ejemplo: cuando el Ministro del Interior del stronismo Sabino Augusto Montanaro porfiaba y en sus delirios gesticulaba: “Tuerca, tuerca, tuerca”, estaba proclamando: “apretar a todos los contras u opositores”. HC imitó aquel gesto y aplicó en su gobierno.

Y ante estos desplantes de los poderosos, es bueno recordar lo que Tomás Jefferson (1743-1826), el tercer presidente de los EE.UU. y considerado uno de los padres fundadores de la nación, decía al respecto: “La fuerza de la opinión pública es irresistible cuando se le permite expresarse libremente”.

El mismo Benito Juárez (1806-1872), político mexicano conocido como el Benemérito de las Américas, reflexionaba: “La emisión de las ideas por la prensa debe ser tan libre como es libre en el hombre la facultad de pensar”.

Y ni que decir, lo que sentenciaba Joseph Pulitzer (1847-1911), editor estadounidense conocido por los famosos premios periodísticos que llevan su nombre: “Una prensa cínica, mercenaria y demagógica, producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”.

Finalmente, la prensa libre, la libertad de expresión y la autodeterminación del periodista, son el oro de los metales, la panacea de una sociedad. Es como decir, “Patria sí, colonia no”.

Observación: Durante las publicaciones de esta síntesis (10 números), quedaron exhibidos que el salvajismo contra la prensa y los periodistas, lo instaló el mismísimo Horacio Cartes, estimulando incluso a todos sus gerentes y operarios ligados al bajo mundo y a la degradación moral de la república, a perpetrar aviesamente los distintos actos de violencia y agresión.

Esta lista de sucesos, es apenas un compendio de más de 200 exabruptos ocurridos durante su gobierno. Estos hechos son la prueba fehaciente de una total falta de ilustración y categoría de un gobierno falaz.

Sus constantes bravatas, así como las de sus gorilas, confirman el espectro de mediocridad y materialismo vacuo vivencial en que se desenvuelven. Ostentar el poder por el poder, solo por codicia y egolatría, es propio de los bárbaros y mentecatos.

En esta serie presentada, hemos publicado extractos del libro inédito “Bajo las balas de la Mafia”, una frondosa estadística y compilación histórica sobre la prensa en el Paraguay, desde 1840 hasta nuestro días y; muy especialmente, en lo que hace al periodo de afiliación, elección y gobierno de Horacio Cartes durante el lapso 2012-2018.

 

alcandia@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...