Irritante seguro estatal VIP

La igualdad de los ciudadanos ante la ley es uno de los principios fundamentales del sistema democrático y republicano de gobierno. Sin embargo, esta premisa básica es una burla en nuestro país.

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Resultan indignantes ciertas situaciones de hecho y también reglamentaciones legales que estipulan, con toda claridad, una división de los paraguayos entre una minoría privilegiada y una mayoría en orfandad. Nos vemos en las calles, ciudadanos de primera, de segunda, de tercera y de cuarta categorías, como si existiera un sistema de castas, como en la antigua India, establecido por los brahmanes.

De acuerdo al Presupuesto General 2018, la Cámara de Diputados –con dinero público– gastará este año G. 22.010 millones (unos US$ 4.016.550) para cubrir el seguro médico y odontológico de 80 legisladores y los funcionarios de la entidad. En promedio, se despilfarran G. 1.312.035 por mes (G. 15.744.421 anuales) por cada uno de los asegurados, aunque el dinero no se les descuenta del salario.

El tema resulta irritante para la población en general, porque estamos hablando de un grupo altamente privilegiado de ciudadanos que, de por sí, ya tienen salarios muy por encima del promedio de la gente común. Un diputado percibe unos G. 35 millones por mes, sumando sueldo, gastos de representación, combustibles y viáticos.

La cifra mencionada es 10 a 15 veces superior a lo que gana un maestro, una enfermera, un policía, un agente fiscal o cualquier simple empleado administrativo en las instituciones estatales. Si todos son servidores públicos, ¿por qué algunos ganan apenas lo básico y otros se llenan los bolsillos con sumas millonarias?

Las remuneraciones, gratificaciones y dobles o triples aguinaldos constituyen una denigrante ofensa para millones de paraguayos que ni siquiera ganan el sueldo mínimo, así como para miles de compatriotas indigentes sumidos en un mar de necesidades.

Es una cuestión de justicia y de equidad fundamental. Miles de funcionarios públicos realmente trabajan con mucho esfuerzo en los servicios de salud, educación, seguridad, asistencia social, etc., cuyos salarios deben estirarse como chicle para llegar a fin de mes. Estas personas se sienten como los tontos de la película al enterarse de que un selecto grupo de empleados del Estado perciben cada mes sumas altamente millonarias y, como si no fuera suficiente, también son favorecidas por el Gobierno con un seguro médico de Primer Mundo ¡en forma gratuita!

No hay derecho, es una vergüenza. Regalar más de cuatro millones de dólares en seguro de salud a personas que ya tienen sueldos millonarios. Si estos funcionarios quieren un seguro de alto costo, que lo paguen de sus bolsillos, que para eso tienen suficientes recursos económicos que les provee el Estado.

En vez de malversar semejante cantidad de dinero en asistencia médica a los ricachones, que el Estado provea de medicamentos, equipos médicos e insumos de diagnóstico y cirugías en los centros de salud.

El Gobierno nunca puede olvidar que los pobres e indigentes también existen y, en teoría, son personas con la misma dignidad y los mismos derechos que los súper legisladores millonarios.

ilde@abc.com.py

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