¿Agentes que nos cuidan o polichorros con placa que los “autoriza” a delinquir?

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Delincuentes encubiertos: hurto, extorsión y secuestros son solo algunos delitos que varios polichorros han cometido, utilizando su uniforme como pase para violar la ley. Al parecer, ahora debemos desconfiar de los policías y hasta de nuestra sombra.

Hoy día, cuando vamos por las calles, casi siempre estamos con el Jesús en la boca, debido a que no sabemos si a la vuelta de la esquina seremos asaltados o nos sucederá algo que ponga en riesgo nuestras vidas. La inseguridad reina en las diferentes ciudades y, aparte de tener que cuidarnos de los motochorros, al parecer, también debemos resguardarnos de los policías.

Muchos de los agentes de la ley, quienes tienen el trabajo de protegernos y brindarnos seguridad, vienen cometiendo numerosos delitos; qué ironía, ¿verdad? Hurto de dinero, asaltos a mano armada, secuestros y cobro de coimas son solo algunos de los hechos punibles que varios polichorros han realizado.

Uno de los tantos casos, en el que la policía actuó de mala manera, se dio meses atrás, cuando unos oficiales, que supuestamente se encontraban trabajando encubiertos, vestidos de civiles y en un auto particular, iniciaron una persecución contra un minibús. Los agentes pensaron que los ocupantes del rodado eran maleantes y, entonces, abrieron fuego contra el mismo.

Se podría decir que este “operativo” está bien, pues son policías y estaban realizando su trabajo; sin embargo, el rodado al que atacaron resultó ser un transporte escolar y los agentes hirieron a dos niñas. Resulta inadmisible que unos uniformados “capacitados” cometan un error de esta magnitud.

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Por otra parte, no es sorpresa que, cada año, más policías pasen al lado contrario de la ley, pues hasta en los exámenes de ingreso a la Academia Nacional de Policía se cometen fraudes. Si ya muchos aspirantes a ser oficiales cometen irregularidades, al comprar sus puestos en la institución policial, ¿cómo asegurarnos de que, en el futuro, estos agentes no serán corruptos, aceptarán sobornos ni cometerán algún delito?

Otro llamativo y “simpático” hecho se registró a principios de este año, cuando tres policías de la ciudad de San Lorenzo apresaron a un estafador y luego fueron a la casa del mismo y se robaron todo lo que pudieron. “Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón”, dice una frase, pero lastimosamente para estos agentes la historia fue otra, ya que los detuvieron.

Aunque existen policías honestos, que luchan por salvaguardar a los ciudadanos, hay ovejas negras que manchan el nombre de la institución, actuando como delincuentes encubiertos. Por tanto, el miedo y la desconfianza nos invaden a todos e inevitablemente nos planteamos la cuestión de que si los policías nos cuidan de los ladrones, ¿quién nos protege de la policía?

Por Alejandro Gauna (18 años)