Ciberdelito: acosadores, violadores y ladrones acechan detrás de tu pantalla

Desde bullying y violaciones, a causa de una foto, un posteo o un dato los extorsionadores, acosadores y otros malhechores usan las redes sociales como herramientas para sus fechorías. ¡Tené cuidado que el enemigo puede estar detrás de la pantalla!

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El ciberbullying, el sexting y el grooming ya no representan un nuevo virus que contamina las redes sociales, pues, entre nuestras cuentas, rondan hace tiempo. Eso sí, ahora los delitos que se cometen por medio de las redes generan una notable preocupación, ya que las plataformas parecen haber cambiado sus roles de comunicar por la tarea de abrir paso a delincuentes, acosadores, violadores y hasta gente común que desea dañar la integridad de los demás.

Por ejemplo, en 2014, el país había quedado asombrado por el caso en el que dos hermanas fueron extorsionadas y violadas por reclusos de la cárcel de Tacumbú. Todo se inició cuando una de las adolescentes comenzó a intercambiar mensajes, vía Orkut, con una “mujer”, quien resultó ser un prisionero. El suceso tuvo un desenlace de terror, pues con extorsiones y amenazas, al final, las dos chicas, una de 15 y otra de 17 años, terminaron siendo abusadas sexualmente en el predio penitenciario.

Por otra parte, a finales de marzo de este año, cuentas de Instagram tuvieron que ser bloqueadas debido al objetivo de las mismas: “trozar” a una estudiante de 13 años de un colegio capitalino, quien sufría ciberbullying. La Fiscalía de Delitos Informáticos del Ministerio Público tomó cartas en el asunto y se resolvió que detrás de estos perfiles se escondían las compañeras y, a su vez, agresoras de la niña.

Así también, hace unos días, el integrante de una banda de rock, Armando Vegas-Gill, decidió acabar con su vida, tras una denuncia, que se hizo en una cuenta de Twitter, en la que él era culpado de haber acosado a una menor. El músico posteó un escrito en el que anunciaba su suicidio e, increíblemente, mucha gente se burló y criticó en los comentarios; la polémica que se armó era el temor del artista.

¿Será que si, en vez de marcar con el dedo y escrachar, las personas expresaban humanidad y alentaban a Armando, el final sería diferente? Este último acontecimiento resalta que, a veces, no hace falta ser un delincuente para hacer de las plataformas un ambiente destructivo, pues nosotros mismos nos concedemos el poder para desenvolvernos como jueces que califican a las personas, teniendo como “pruebas” solo rumores y publicaciones anónimas.

Estos hechos solamente complementan el largo listado de casos en los que Facebook, Instagram y Twitter se convirtieron en medios claves para afectar a la gente, ya sea de manera dañina o de una forma menos grave. Por esto y por otros diversos casos, en los que la víctima puede perder la integridad, seguridad y hasta la vida, pensá bien con quién vas a chatear, qué cosas vas a publicar y qué datos no podés facilitar.

La tecnología es una maravilla y, a la vez, una espada pendiente sobre tu cabeza.

Por Andrea Parra (19 años)

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