Nuestro país es parecido a un pedido de hamburguesa agrandado, pero el combo que nos toca no incluye papas fritas ni gaseosa, sino las características del actual estado en el que vivimos: deshonestidad y corrupción. Siempre hay un postre final, en este caso, nuestra última degustación es la falta de docentes que muchos centros educativos del sector público están afrontando, pues, sin profesores, ¿cuál es el sentido de un aula?
Ayer, lunes, la Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (Fenaes) denunció que alrededor de 40.000 alumnos están afectados por la falta de docentes en diferentes instituciones del país. Sus dirigentes protestaron en el Congreso Nacional contra el ministro de Educación, Eduardo Petta.
De manifestación en manifestación, los alumnos, hartos de tener que alzar las voces para que, con suerte, sean escuchadas, exigen rubros y docentes que puedan dar las clases que corresponden. Varios colegios públicos del país lidian con este problema; sin embargo, solo cinco casas de estudio de Concepción lograron que el MEC cubra las horas cátedras perdidas. ¡Hola..!, ¿mientras tanto, qué? ¿Aquellos chicos que quieren aprender deben sacar número y esperar las lentas acciones del Ministerio de Educación?
Si bien, el MEC respondió que a fines de abril las instituciones educativas contarán con los profesores requeridos, por culpa de no prever situaciones como esta, las pérdidas de clases continuarán. En los últimos seis meses, 2.851 docentes se jubilaron y, a causa de eso, 2.000 colegios públicos quedaron afectados por falta de rubros desde el comienzo de clases.
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Las sentatas y los reclamos de los jóvenes demuestran que no estamos ajenos a las movilizaciones ante irregularidades pues, si el futuro pilar del país somos nosotros, es tiempo de poner orden para ir construyendo una base sólida que nos mantenga. Los alumnos del colegio José P. Guggiari de Asunción, por ejemplo, se hicieron escuchar y dijeron “basta” a causa de que no cuentan con profes que cubran 500 horas cátedras en el año.
Los maestros tienen o deberían tener el papel más importante de nuestra sociedad, pues ellos son quienes forman nuestros escudos de conocimiento que, el día de mañana, será una herramienta indispensable para ser un profesional. Ah, pero antes de pensar en grande, debemos exigir docentes capacitados y no solo rellenos que brinda el MEC para tranquilizarnos.
Decía el genio de las ciencias Albert Einstein que el arte supremo del maestro consiste en despertar el goce de la expresión creativa y del conocimiento. Entonces, “¡no se diga más!” y a seguir luchando por una educación de buena calidad que nos forme de verdad.
Por Ezequiel Alegre (18 años)