“Con 200 mil guaraníes, pude crear un productivo negocio de calzados”

No es necesario un gran capital para crear un emprendimiento comercial; esto lo demostró Yani Colmán (25), dueña de una fábrica de calzados. La joven empezó con G.200 mil, vendiendo 6 pares de zapatos. “El secreto del éxito es no resignarse”, dice.

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“¡Toooodoooo 35 mil! es una verdadera locura, amigaaaaaaa. ¿TE VAS A PERDER piko ESTE SÚPER REMATE?. DEJÁ LO QUE ESTÁS HACIENDO Y VENIII. No me digas luego que NO PODÉS”, es la peculiar forma que tiene Yani Colmán al momento de promocionar su negocio en las redes. La misma menciona que obtuvo gran cantidad de seguidores en la fanpage de su fábrica de calzados debido a que salió del esquema convencional para hacer publicidad. “Me muestro tal cual soy; así como hablo con mis clientes, escribo en la página; eso divierte y gusta a la gente”, manifiesta.

La empresaria cuenta que se inició como vendedora cuando era adolescente. “La necesidad me movió, vendía heladitos y también ropas que hacía mi mamá hasta que encontré una importadora de calzados que me llamó la atención”, narra. Yani cuenta que comenzó a dar sus primeros pasos en el negocio de los zapatos al comprar 6 pares. “200 mil guaraníes fue lo que gasté para tener mis primeras mercaderías”, revela.

“Al empezar, no tenía ni estantes. Los calzados estaban por el suelo, hasta que mi suegra me regaló una mesa viejita, pero igual le sacamos el jugo al pobre mueble”, cuenta sonriente Yani. La joven menciona que está orgullosa de su progreso. “Iniciar sin nada, con una mano atrás y otra delante y llegar hasta donde me encuentro, para mí es la satisfacción más grande”, opina.

Asimismo, la emprendedora asegura que los hombres son iguales o incluso más exigentes que las mujeres a la hora de elegir el zapato que comprarán. “No creas que las chicas nomás son las que dicen 'ay, me aprieta chiquitito, otro color no tenés porque tiene que combinar'”, cuenta. Añade también que en su local el refrán “lo barato sale caro” cae al suelo, pues ella se cerciora de la calidad de cada calzado y al mismo tiempo trata de no dar un golpe económico a sus clientes.

“Estoy hasta las dos de la mañana acomodando mis mercancías. A pesar de la ardua labor, me encanta lo que hago; ser mi propia jefa es genial”, opina.

Finalmente, expresa que para alcanzar las metas, el único secreto es ser constante. “Tengo tres hijos que cuidar, una familia que atender y una empresa que desarrollar. En ningún momento pensé que no podría, solo me puse las pilas y ya”, manifiesta con orgullo.

Por Rocío Ríos (18 años)

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