Las ganas de superarse y la constancia fueron los principales motores de Liliana Legal para salir adelante y, desde noviembre del año pasado, contar con su propia carpintería. “Nací en Caaguazú, conocida como la capital de la madera, y cuando era chica, la carpintería se volvió una costumbre para mí, ya que mi abuelo se dedicaba a este oficio para ganarse la vida. Al mudarme a San Lorenzo, conocí a mi marido y acordamos trabajar como carpinteros para solventar algunas necesidades”, comenta Liliana.
Los productos de esta carpintería, llamada Yvoty, varían dependiendo de lo que necesite el cliente y, por otra parte, la pareja trabaja con maderas de pino, rústicas y multilaminadas. “Laburamos para los negocios de comida, tratamos de enfocarnos en todo lo que necesite el cliente y ofrecemos kits para el asado, tablas para picar, ensaladeras, etc.”, expresa Lili.
“El negocio es familiar, pues trabajo con mi marido, quien vendría a ser el administrador; mi suegro, quien también es carpintero e, incluso, cuento con la ayuda de mis hijos”, cuenta muy orgullosa Liliana. Los días libres no existen en la rutina de este equipo que se dedica a trabajar de lunes a lunes, ya que “siempre tratamos de adaptarnos a las necesidades de los clientes”, indica la joven.
Los estereotipos nunca fueron un obstáculo en el campo laboral para la joven carpintera porque el apoyo de su familia y amigos estaba muy presente en sus emprendimientos. “Tuve un solo disgusto con un señor, pero no por eso voy a encasillar a todos los hombres como prejuiciosos porque la mayor parte del tiempo recibí mucha buena onda”, afirma Liliana.
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“Este oficio me sirve mucho para solventar diversos gastos que se me presentan porque, aparte de dedicarme a la carpintería, soy ama de casa e intento estar constantemente presente para mis hijos”, señala Lili. La emprendedora se esfuerza en posicionar su negocio y lograr así un local comercial bien constituido de productos con un enfoque artesanal.
Por otro lado, para Liliana, las únicas diferencias entre las mujeres y los hombres son la biología y fuerza física. "En cuanto a las capacidades, somos completamente iguales y ambos géneros están calificados para trabajar en lo que deseen, sin tener en cuenta los prejuicios creados, frecuentemente, por nosotros mismos", dice la carpintera.
Asimismo, Liliana alienta a las mujeres que en ocasiones no se dedican al rubro que quieren por temor a ser juzgadas. "Muchas veces, estar en una zona de confort impide que veas tus capacidades o te arriesgues a la hora de realizar un emprendimiento. La clave es esforzarse, ser constante y apoyarse en las personas que están a tu lado porque no es fácil hacer todo sola", concluye Liliana.
Por Macarena Duarte (17 años)
