Curuguaty: la sentencia judicial no aclaró dudas de la masacre

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La masacre de Curuguaty es la página más negra de nuestra historia en democracia. El lunes se leyó la sentencia de un juicio que brilló por las irregularidades, las polémicas “pruebas” y la controversia de no saber aún qué pasó ese sangriento día.

Gritos, llantos, cánticos y oraciones se escuchaban frente al Palacio de Justicia de Asunción mientras se leía la sentencia para los acusados del caso Curuguaty. La masacre, ocurrida en 2012 y que dejó como saldo 17 muertos, es una página negra en la historia de la joven democracia paraguaya; democracia que está lejos de ser como la que describían los pensadores griegos hace miles de años.

La polémica condena a 11 campesinos acusados de matar a seis policias durante la masacre colmó la paciencia de centenares de paraguayos que fueron a la plaza frente al Poder Judicial a protestar ante, lo que ellos llaman, una injusticia. La falta de pruebas para la acusación, las irregularidades durante la investigación y las contradicciones de los fiscales son solo algunos de los hechos que demuestran por qué nuestra justicia es la tercera peor en todo el mundo.

En la tragedia que enlutó a todo el país y derivó en el juicio político al entonces presidente, Fernando Lugo, fallecieron 11 campesinos y seis policías. Pero antes del “golpe de Estado parlamentario” al exobispo, este había destituido de sus cargos al ministro del Interior, Carlos Filizzola, y al comandante de la Policía Nacional, Paulino Rojas, ya que sus instituciones habían encabezado el sangriento desalojo.

Desde el principio, la muerte de los labriegos no formó parte de la investigación; la Fiscalía, para hacer la acusación, solo tomó en cuenta a los policías que fallecieron, demostrando así la parcialidad existente en el caso. La ciudadanía, tanto en la plaza como en las redes sociales, se pregunta por qué no se tuvo en cuenta a los campesinos muertos durante la masacre.

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En realidad, es difícil saber exactamente qué pasó aquel fatídico 15 de junio de 2012, cuando se produjo el violento desalojo de unas tierras que, según documentos, pertenecen al Estado, aunque el juez de la causa afirma que son propiedad privada. Lo cierto es que fallecieron baleados 17 compatriotas y, por ende, alguien tuvo que disparar.

Pero las múltiples irregularidades que rodean al caso no nos dan un panorama claro de quién mató a quién o cuál grupo armado disparó primero. Además, creer en uno de los peores sistemas judiciales del planeta es dificil, ya que el paraguayo tiene la mentalidad de que “si sos pobre, la justicia nunca va a estar de tu lado”.

Mientras no se realice un juicio oral serio, imparcial y con un juez que, en el pasado, no haya llegado esposado a Tacumbú, el caso va a seguir como irresuelto en la mente de los compatriotas. Debemos esperar a ver qué pasa después de la apelación de la defensa; por el momento y sin un panorama claro, nos seguiremos haciendo la misma pregunta que venimos repitiendo desde hace cuatro años: ¿Qué pasó en Curuguaty y quiénes fueron los responsables?

Por Brian Cáceres Verón (17 años)