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Para no hacer el esfuerzo de levantarte de la cama, directamente le escribís a mamá por WhatsApp y preguntás qué van a cenar. Cada vez son más los chicos que prefieren whatsapear antes que hablar cara a cara con alguien, ya que les parece más cool y divertido.
El problema ante esta situación es el débil lazo de convivencia que surge por depender del cel para comunicarte con alguien. Además, al optar por lo virtual, muchas veces se pierden momentos únicos de la vida como ver reír a tu mejor amiga o dar un abrazo a la persona que querés.
Las muestras de afecto como las miradas y sonrisas cambiaron por los emojis que poseen las redes sociales. Las caritas enamoradas y los distintos corazones que tenés en el celular se volvieron el instrumento perfecto para demostrar aprecio hacia las personas, puesto que un “te quiero” es reemplazado por un emoticón.
La dependencia del celular llega a tal punto que las declaraciones de amor se hacen por mensajes o publicaciones, dejando atrás el romanticismo propio de cartas y flores. Tu amada ya no puede ver el temblor de tus manos ni el sudor de tu frente a la hora de confesar todo el amor que sentís por ella.
Si querés pisar fuerte en las redes sociales, el tiempo que debés dedicar a tus cuentas es inmenso, ya que interactuar y crear la mayor cantidad de contenido es requisito mínimo para conseguir muchos followers. Por esa razón, los chicos prefieren estar “en línea” antes que compartir una ronda de tereré en la vereda con los perros, dándole más importancia a la vida virtual que a la real.
La forma de comunicarse e interactuar ha cambiado notoriamente, ya que antes del boom de las redes sociales, las personas buscaban divertirse frente a frente. Sin embargo, los chicos prefieren saber cuál es la novedad en Facebook y mencionar a los conocidos cada vez que surja un nuevo meme.
Las redes sociales se encargaron de crear un mundo paralelo en el que las relaciones cara a cara son cada vez más escasas. Estar conectado a Facebook o Instagram no es malo, se ha vuelto necesario para estar al tanto de cualquier información y mantener relaciones con amigos a distancia. No obstante, eso no amerita que te internes en la vida virtual y dejes de lado una charla con tus compinches por preferir una conversación que se limita a intercambiar emojis.
Por Rocío Ríos (18 años)