Planeás una salida con tus amigos o con tu novia, te preparás con todo y, de repente, empieza un aguacero. Vos te re pichás porque la lluvia arruinó tu tarde perfecta. Así como existen personas que aman los días lluviosos, también están quienes odian las precipitaciones por diversos motivos.
Solo deben caer unas gotas del cielo para que las redes sociales se inunden de publicaciones como “amo los días lluviosos”, “la lluvia me pone romántica”, “con este clima solo surge dormir”, entre otras. Sí, es cierto que las precipitaciones son bellas si te quedás todo el día en tu cama, pero si trabajás o estudiás no es tan “purete” salir a mojarte con tal de cumplir con tus responsabilidades.
Así también, la lluvia es capaz de arruinar alguna actividad que venías planeando hace mucho tiempo, como el futbolacho con los perros. Con lo complicado que es lograr que los lorito óga consigan permiso para salir con los amigos, no es nada agradable que caiga un enorme aguacero que inunde toda la cancha y no poder jugar.
Para los alérgicos y enfermizos, los días lluviosos son el peor enemigo, debido a que, ante el más mínimo cambio climático, los mismos ya andan con un pañuelo en la mano y con la nariz chorreando como canilla. Además, deben abrigarse hasta las uñas y evitar mojarse, puesto que pueden pescar un resfriado que los tumbe en la cama por unos días.
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La lluvia puede resultar muy bonita, pero si sos alérgico, trabajador o tenés planes con tus amigos, puede que las precipitaciones no sean de tu agrado. Si vos no tenés nada que hacer y te quedás a dormir durante horas, entonces disfrutá de los días mojados; las personas ocupadas ruegan para que no les llueva al salir del laburo o para no encontrarse con un raudal en pleno camino de regreso a casa.
Sí, la lluvia es felicidad para unos y molestia para otros, como casi todo en la vida.
Por Brian Cáceres Verón (17 años)
