El mundo nos demuestra actualmente que el alcohol se ha instalado con fuerza entre los jóvenes. Esto se debe a que los adolescentes tienen la tendencia de experimentar cosas que no conocen. La idea de probar “algo nuevo”, en la mayoría de los casos, se inicia por la falta de atención y control por parte de los padres. Pero, muchas veces, que los jóvenes beban a tan temprana edad se debe al hecho de que para ser aceptados socialmente por el grupo de amigos, tienen que tomar un par de tragos.
En ocasiones, ir a divertirse con los amigos conlleva la costumbre de emborracharse hasta quedar hechos bolsas y después no tener idea de lo que pasó. Esto sucede porque en la sociedad existen muchas personas que beben alcohol constantemente, por lo que uno se siente presionado a hacer lo mismo. Así también, para muchos, tomar es un modo de escapar de los problemas cotidianos, a pesar de saber que en verdad esto no soluciona las dificultades.
Según el estudio “Juventud y alcohol”, realizado por la Fundación Pfizer, solo uno de cada cuatro jóvenes que consumen alcohol querría dejar de beber o, al menos, reducir su consumo, a pesar de que la mayoría de ellos afirman estar suficientemente informados sobre los efectos negativos de las bebidas alcohólicas y los problemas que acarrean.
Ingerir este tipo de bebidas ya parece algo normal en los jóvenes. El problema radica en que muchos no pueden controlarse cuando toman, lo que conduce a muchas complicaciones y, más aún, cuando uno se inicia en este hábito a temprana edad.
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El consumo abusivo del alcohol acarrea consecuencias graves, como perder el control, olvidar lo que sucede o causar accidentes de tránsito. Además, ponés en riesgo tu salud e integridad física y moral, bajás tu rendimiento académico y podés volverte un adicto.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Almería, España, afirma que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de sufrir esquizotipia, un conjunto de trastornos de la personalidad entre los que se incluyen ilusiones, carácter fantasioso, interpretaciones erróneas de sucesos normales y dificultad para las relaciones sociales.
También está la resaca del día siguiente, que se produce al ingerir excesivamente bebidas alcohólicas. Esto provoca la disminución de azúcar sanguíneo, irritación estomacal, deshidratación y la alteración de nuestro metabolismo hepático. Hay muchas consecuencias de las cuales las personas dicen estar informadas, cuando ni siquiera saben que al beber unas latitas están reduciendo su tiempo y calidad de vida.
Por Yanina Sosa (16 años)
