En vez de ayudar a casas de estudio, Fonacide parece un medio para la corrupción

Desde que el Fonacide se creó para mejorar la insfraestructura del sector educativo, solo se han visto muchos casos de corrupción. Dinero sí hay, pero las manos de los ladrones públicos actúan y los estudiantes son quienes sufren las consecuencias.

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En el 2012 se creaba por ley el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) y el Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI). Estos recursos son parte del dinero que Brasil paga anualmente a Itaipú Binacional.

Según lo que reglamenta la ley del Fonacide, entre las inversiones principales, un 28% iría al Tesoro nacional para programas y proyectos de infraestructura, un 30% para el FEEI y un 25% sería destinado a los gobiernos departamentales y municipalidades.

Este fondo se crea apuntando a mejoras mayormente en el sector educativo pues, del dinero que reciben los intendentes y los gobernadores departamentales, un 50% debe ir para la insfraestructura del sector educativo y un 30% a proyectos de almuerzo escolar.

Desde hace más de seis años, con la importante inversión del Fonacide, también vino una serie de casos de corrupción de parte de las municipalidades y gobernaciones de todo el país. En el 2012 se comenzaron a ver los casos de sobrefacturación y distintos tipos de actos ilícitos, los cuales se ven reflejados en escuelas fantasmas, reparaciones de colegios sin terminar y en otras situaciones.

Para que las autoridades departamentales y municipales reciban el dinero del Fonacide, es necesario que rindan cuentas de su anterior administración de este fondo. Un dato preocupante es que en junio del año pasado se alertaba que 46 intendencias no presentaron los papeles del manejo de sus finanzas.

Entre los muchísimos casos que involucran a la exintendenta de Ciudad del Este Sandra McLeod, su administración se vio sucia nuevamente al notificarse que, en dicha comuna, se esfumaron G. 1.200 millones del Fonacide.

Este año se llegó, por primera vez en la historia, a una condena por robo de esta regalía de Itaipú, pues Roberto Chávez Pasotti, exintendente de Laureles, está pagando una condena de siete años y seis meses de cárcel por daños patrimoniales de G. 1.908 millones, mayormente del Fonacide. De igual manera, los casos de corrupción de este fondo son más y muchas administraciones municipales siguen impunes.

Muy pocas fueron las inversiones positivas del fondo proveído por la Itaipú Binacional y estas se ven resumidas en las mínimas buenas administraciones municipales o en las veces en que los estudiantes exigieron crudamente sus derechos.

Sabemos que la ONU recomienda la inversión del 7% del PIB en educación, pero considerando que actualmente se invierte en esta más que nunca, notamos que el problema está en cómo se invierte el dinero. El presupuesto del MEC, más el Fonacide, el FEEI y la ayuda internacional deberían dar resultados, pero viendo la situación, la causa de la precariedad en casas de estudio no es completamente la falta de inversión, sino la malversación de fondos.

Por Eliseo Báez (16 años)

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