Futuros policías compran exámenes, ¿estos velarán por nuestra seguridad?

Algunos desean ser policías y se esfuerzan por ganarse un lugar entre los uniformados, mientras que otros prefieren comprar los exámenes. ¿Qué potestad de defender el orden tiene alguien que golpea su propia honradez con el mazo de la corrupción?

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La semana pasada se comprobó que unos cuantos policías del Instituto Superior de Educación Policial (ISEPOL) vendieron las respuestas de los exámenes a algunas personas que se estaban postulando para ingresar a la Academia Nacional de Policía y al Colegio de Policía. Las pruebas fueron anuladas y los aspirantes a convertirse en defensores de la seguridad deberán volver a rendir.

Más allá de analizar si es justo que los inocentes paguen por los culpables, deberíamos ponernos a pensar en lo irónico de la situación, pues las personas que desean ser auxiliares de la Justicia son las mismas que cometen un hecho tan vergonzoso como la compra de respuestas de un examen. Entonces, ¿en manos de quiénes realmente están la seguridad y el bienestar de la ciudadanía?

Es inquietante deducir que los aspirantes a policías que hoy compran exámenes son los que el día de mañana pensarán en sus intereses particulares antes de decidir si salvarán o no a un ciudadano en peligro. ¿Qué potestad de defender el orden tiene alguien que golpea su propia honradez con el mazo de la corrupción?

Tomar la decisión de ser policía significa que la persona analizó todas las aristas de la cuestión y se dio cuenta de que tiene el espíritu para velar por el bienestar de la ciudadanía aunque se arriesgue a perder la vida en el proceso. No existe cátedra de valores; nadie te enseña a ser honesto de la noche a la mañana. No se trata de ingresar a la Academia de Policía cueste lo que cueste para aprender después a comportarse de manera honrada; por el contrario, es necesario poseer rectitud desde un principio a fin de optar por entregarse a esta profesión.

Los jóvenes son los únicos que pueden asegurar el porvenir del pueblo y tratar de borrar años de injusticia y corrupción; lastimosamente, el cambio no se va a conseguir si unos cuantos quieren asegurarse un puesto a base de tácticas sucias. Solo queda esperar que aquellos que vuelvan a rendir los exámenes y deseen ser policías, hagan un juramento en donde el lema principal sea esquivar la deshonestidad y salir al encuentro de la rectitud.

Por Viviana Cáceres (19 años)

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