Inmigrante venezolana busca mejor vida y admira cultura y paisajes del país

“Es tan doloroso e injusto que los humildes habitantes de Venezuela tengamos que sufrir consecuencias tan penosas, a causa de un gobierno sin corazón”, expresa Alejandra Peña (25), una joven inmigrante que vino a Paraguay buscando una mejor vida.

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Alejandra es una joven oriunda de Venezuela que actualmente vive en Areguá, donde busca una oportunidad para salir adelante porque en su país ya no veía un buen futuro. En efecto, queda comprobado que, cuando se quiere, todo se puede y, a pesar de la situación en la que te encuentres, derribar cualquier obstáculo es posible con dedicación y esperanza.

“Para venir a Paraguay, encontré una persona que fue clave, siempre me apoyó y a quien aprecio mucho: Joel Llanes. Con él, estuve en contacto vía red social por un año y así fue que establecimos una bonita amistad. La situación en Venezuela ya era crítica, entonces Joel, junto con su familia, me ayudó bastante”, declara la joven.

Ale comenta que “me encanta la gastronomía paraguaya. Cuando comí por primera vez acá, lloré de la emoción porque en Venezuela uno tiene que salir a buscar para alimentarse, ya que solo la gente pudiente tiene el privilegio de comer bien. Una vez fui a un restaurante y vi cómo las personas pedían la cena pero, al final, la desperdiciaban; eso causaba en mí mucha impotencia, pues un venezolano común daría todo por viandas parecidas”.

Alejandra manifiesta que todo el tiempo siente dolor y tristeza por la situación en la que encuentra su país. “Es muy fuerte ver a niños y adultos sufrir, tantas personas en los hospitales sin contar con alguna medicina, el hambre que se pasa día tras día; es enorme el esfuerzo que uno tiene que hacer para conseguir algo de comida, pero, aun así, no pierdo las esperanzas de que todo esto va a terminar, que por fin mi país va a ser libre y todos los ciudadanos van a gozar de una buena calidad de vida”, expresa la joven.

“Hay días en que pienso y aún no puedo creer que estoy acá en Paraguay, que pude escapar de ese régimen que hoy sufre Venezuela, pero también me afecta creer que algún día volveré a mi país y me voy a encontrar con la sorpresa de que ya nada es igual”, sostiene la joven, con lágrimas en los ojos.

Ella expresa que le impresiona cómo en Paraguay sigue latente esa cultura que nos caracteriza: “Me fascina el dulce idioma guaraní, ver cómo los niños desde muy chiquitos ya usan ese lenguaje. Recorrí varias ciudades de este bello país y, de verdad, tiene lugares mágicos, que el paraguayo debería aprovechar, cuidar y serle fiel a su riqueza local”

La joven aconseja a sus compatriotas que ya salieron de Venezuela que se sientan privilegiados de estar lejos de esa realidad. “Al sitio que vayan, siempre sean buenas personas, trabajen y en serio dejen al venezolano como alguien que quiere salir adelante. Decaer y estar tristes es inevitable, pero siéntanse motivados para buscar un mejor futuro y jamás pierdan la esperanza”, concluye Alejandra.

Por Fabián Gómez (18 años)

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