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Marcos es un joven estudiante que sube a los buses a realizar lo que más sabe hacer: el rap. A tempranas horas, el chico ya empieza su labor, pues eso le ayuda a cubrir los gastos que conlleva su formación académica.
El joven relata que comenzó a cantar a los 15 años; a raíz de su interés por el hip hop, empezó a practicar el rap y así fue dominando el ritmo. Asimismo, a los 16 años vio la necesidad económica que había en su familia, por lo que decidió subirse a los buses para ganar dinero y cooperar en su casa.
“Al principio, mis padres no me apoyaban”, expresa Marcos, a quien le costó mucho convencer a su familia para que lo alentara en su ocupación. Luego, él comenzó a escribir sus propias canciones que tenían un contenido de protesta social y así logró el aliento de sus seres queridos, quienes admiraron su talento.
Marcos cuenta que cuando sube a los buses, realiza un estilo llamado freestyle; este tipo de expresión artística consiste en armar una historia con ritmo a partir de cualquier palabra que diga algún pasajero. A pesar de que muchos lo miran mal, cuenta que existen personas que se divierten y lo alientan para que siga adelante.
Además de demostrar su talento en los buses, el joven está cursando la carrera de criminología, pues lo que más desea es ser un profesional. También aspira a seguir demostrando a la gente su talento en el rap.
“Muchas personas tienen un mal concepto de mí por la forma en que me visto”, comenta el joven, que en ocasiones se encuentra con gente que lo mira diferente por su estilo. Esas situaciones no le impiden hacer lo que le apasiona.
El rap es el mejor estilo que ha tocado a su corazón, comenta Marcos, quien considera que la música es una forma de concienciar a las personas acerca de sus malos actos, pero así también representa una manera de halagarlas si merecen, finaliza.
Por Mónica Rodríguez (18 años)