Cuando se menciona que antes todo era mejor, existe certeza en cuanto a algunos puntos, pues, el paso del tiempo dejó varios “regalos” a los arroyos de Asunción. En comparación con décadas atrás, la proliferación de residuos contaminantes en estos cauces naturales destruyó lo que en su momento era punto clave de encuentro para pasar un buen rato con la familia y amigos.
Como un cáncer terminal, nuestra naturaleza está en su última etapa, ya que por el momento no organizamos ninguna pollada benéfica; en este caso, la acción solidaria debería ser la concientización sobre la destrucción y contaminación de nuestro ecosistema. 25.000 toneladas de residuos fueron levantadas del arroyo de San Lorenzo hace unas semanas; si dicha cantidad de basura fuera repartida de nuevo a sus dueños, tal vez, pensaríamos dos veces antes de atacar al ambiente, ¿verdad?
A comienzo de año, el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Municipalidad de Asunción convocaron a más de 1.000 voluntarios que se unieron para limpiar el arroyo Mburicaó. Luego del trabajo, los jóvenes ayudantes dieron a conocer que un 90% de los residuos pertenecían a los propios vecinos del lugar.
Los arroyos Ferreira, Mburicaó, Paraguarí y Morotï son los más dañados en Asunción por la polución inconsciente de los ciudadanos. No se debe descartar que, a su vez, esto genera ciertas inundaciones y enfermedades infecciosas. No solo estos cauces hídricos son afectados, pues en varios puntos del país, las corrientes de agua piden ayuda, como en el caso del arroyo Ortega de Caacupé.
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Si bien recae un fuerte rol en la Seam y en las municipalidades, todos somos responsables de mantener limpia una comunidad, incluyendo los arroyos. Si hace falta una aclaración deletreada o a modo tutorial, los sencillos pasos para mantener pulcro el ambiente consisten en tirar la basura en los basureros y no en los raudales. Sí, parece simple pero, según vemos, no lo es.
El mismo José Asunción Flores, con sus melódicas guaranias, expresaba en una de sus tantas estrofas: “ajepa iporã Mburikao". Si el creador de la guarania viera las actuales condiciones del arroyo Mburicaó, ¿se retractaría de aquello que escribió?
Por Ezequiel Alegre (18 años)
