En nuestro país, la riqueza de flora y fauna es inmensa, tenemos los lapachos de diferentes colores que hermosean nuestras ciudades y el guazupuku (ciervo de los pantanos) que antes habitaba gran parte del país. A causa de la deforestación, la tala indiscriminada y el uso ilegal del suelo, varios ejemplares de animales van perdiendo esos bosques que constituían sus hogares.
Desde hace años, la deforestación ha causado la desaparición paulatina de múltiples reservas ecológicas, como la del Cerro Kõi, en Areguá. Cabe mencionar la reciente tala de 200 hectáreas de árboles en la colonia de Santa Bárbara; aunque se empiece una replantación en esa zona, pasará mucho tiempo para que el lugar vuelva a su estado natural.
Hace algunos meses, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un estudio según el cual nuestro país es la sexta nación con más alta tasa de destrucción de bosques del mundo. Al año se eliminan más de 325.000 hectáreas de vegetación y actualmente no hay ninguna acción por parte del Gobierno para frenar esta situación.
Muchos recordarán el Bosque Atlántico del Alto Paraná, que era una de las reservas más grandes del Paraguay. Sin embargo, un estudio del 2016 hecho por la WWF- Paraguay (WorldWildlife Fund) demuestra que 52% de sus hectáreas fueron destruidas para el tráfico comercial de la madera.
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Japón, con su alta sobrepoblación, sigue conservando la mayor parte de sus bosques, puesto que a algunos los consideran sagrados; en cambio aquí, la desaparición de las zonas verdes no se detiene. También está Suecia que, según el índice "Better Life" de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), tiene la mejor calidad de medio ambiente del mundo; hasta el aire que se respira, es el más sano de Europa.
Tanta es la codicia de algunas personas que han utilizado el suelo ilegalmente para plantaciones de marihuana, como las 5.000 hectáreas encontradas en San Pedro. Este departamento cuenta con muchos bosques que varias veces estuvieron en la mira de algunas empresas por la alta calidad de madera que se puede encontrar en el lugar.
Existen diversas leyes que buscan detener la tala innecesaria y el uso ilegal de tierra salvaje, como la Ley de Deforestación Cero. La misma prohíbe la transformación y conversión de áreas boscosas en la Región Oriental del Paraguay para fines agrícolas y ganaderos. Sin embargo, no hay controles estrictos para que dicha norma sea respetada.
Ya no queda mucho por salvar; además, aunque se planten árboles en las zonas deforestadas, tendremos que esperar décadas o siglos para que el ecosistema que vivía en aquellos lugares se recupere completamente. Debemos parar esta destrucción y proteger el paraíso de naturaleza que todavía existe en nuestro país.
Por Jorge Ferreira (16 años)
