Estamos en un país donde reina la inseguridad y la impunidad se halla en lo más alto cada día más. Las penitenciarías de Tacumbú, Emboscada, Buen Pastor y otras ya no tienen la capacidad de albergar a delincuentes y mucho menos a personas altamente peligrosas; sin embargo, no hay otra opción que seguir metiendo a más reclusos. Además, el cuartel de la Agrupación Especializada de la Policía y la cárcel militar de Villas Cué son las elegidas de los jueces para mandar a unos cuantos políticos y narcotraficantes que pasan a ser presos VIP.
Hace unos días, lamentábamos la muerte de una joven que fue asesinada por el narcotraficante Marcelo Pinheiro, alias Piloto, quien acabó con la vida de Lidia Meza con un cuchillo de postre en la Agrupación Especializada. Esta situación nos hizo afirmar que, en cuanto a seguridad, estamos cada vez peor hasta dentro del predio de un lugar que, supuestamente, es muy seguro. ¿Cómo es posible que un peligroso narcotraficante tenga en su poder un objeto punzante? ¿Dónde estaban los guardias y la “máxima seguridad” cuando la mujer pedía auxilio?
Rápidamente, luego de lo acontecido, el autor del crimen, Marcelo Pinheiro, fue expulsado de nuestro país y trasladado por la justicia brasileña a una de las penitenciarías de máxima seguridad de Catanduvas, Brasil. Las imágenes de lo acontecido no tardaron en viralizarse y prontamente se pudo ver el antes y el después de Piloto, quien al ser recluido en el país vecino fue rapado y las autoridades decidieron mantenerlo 22 horas al día su celda. Sin dudas, ¡la vida es diferente al cruzar la frontera!
Por otra parte, el exsenador Óscar González Daher, el ex fiscal general del Estado Javier Díaz Verón y el diputado Ulises Quintana tampoco se quedan atrás en la lista de presos VIP. OGD disfruta de algunos privilegios en la Agrupación Especializada, pues en varias ocasiones se lo vio con un celular en la mano recorriendo por el patio de la institución policial, sin esposas ni estando tras las rejas por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.
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Por su parte, el ex fiscal del Estado Javier Díaz Verón y el diputado Ulises Quintana, quienes guardan prisión en la reclusión militar de Villas Cue, gozan de una buena estadía en la cárcel, pues tienen televisores, baños privados y hasta se les concede el privilegio de preparar asado. ¿Acaso estos delincuentes no deben estar hacinados en la penitenciaría de Tacumbú, como miles de presos comunes, donde nada es fácil y cada uno debe organizarse para sobrevivir?
¿Qué más podemos esperar de nuestras autoridades y de la máxima justicia cuando los presos que van a parar al recinto de la Policía Nacional o Militar tienen más poder que el de un pobre recluido en Tacumbú? Nuestra seguridad se encuentra en coma y es urgente que el Estado nos vuelva a garantizar una mejor protección y brinde una rehabilitación adecuada a los reclusos de todo el país.
Por Mónica Rodríguez (19 años)
