Las personas del movimiento antivacunas, ¿un peligro para la salud mundial?

¡Una gran amenaza! Las personas que se oponen a la inoculación buscan que más gente adopte esta postura. En efecto, la Organización Mundial de la Salud ha introducido el argumento del movimiento antivacuna en su lista de mayores riesgos.

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Las vacunas son sustancias preparadas con bacterias y virus atenuados o muertos, que se administran a la persona con el objetivo de evitar una enfermedad o minimizar sus efectos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que las vacunas evitan entre dos y tres millones de muertes cada año.

Se sabe que la aplicación de la vacuna es muy importante para nuestra salud; sin embargo, aun así, existen personas que están totalmente en contra de la inoculación. Estos antivacunas argumentan que los científicos, en conjunto con las empresas farmacéuticas, elaboran las diferentes sustancias con el objetivo de enfermar a la población, para que esta compre medicamentos y, así, ambas partes salgan beneficiadas.

Por otro lado, la OMS ha incluido en su lista de mayores amenazas para la salud mundial, entre las cuales se encuentran enfermedades como el ébola y el VIH, oponiéndose a los argumentos de los antivacunas. Este movimiento, con información errónea, busca que más gente adopte el pensamiento que sus seguidores poseen.

Los antivacunas nacieron luego de una investigación realizada por el, ahora, ex médico británico Andrew Wakefield. Este doctor estudió a 12 niños y aseguró que existía una conexión entre la administración de la triple vírica, una vacuna que protege contra el sarampión, la rubeola y la papera, con el trastorno autista.

La noticia de los estudios, hechos por Andrew, tomó bastante eco, cuando Jenny McCarthy, una conocida modelo y actriz, dijo que su hijo de cinco años poseía autismo por culpa de la vacuna triple vírica. Tiempo después, la artista mencionó que su pequeño se había curado de esa enfermedad.

Nuevos estudios, realizados al hijo de Jenny, demostraron que el niño no tenía autismo y que la enfermedad de la que este se había curado no fue causada por la vacuna. Por otra parte, muchos otros científicos han llevado a cabo la misma investigación que el doctor Andrew Wakefield, pero ninguno de ellos coincidió con el trabajo del médico británico.

Hace dos años, un niño falleció en un hospital de Barcelona, España, por un caso de difteria, una enfermedad que causa infección bacteriana y provoca daños en los órganos respiratorios. El chico no había sido vacunado contra esa afección porque sus padres eran antivacunas.

La combinación de la falta de información con la credulidad de las personas hace que los antivacunas ganen fuerzas y esto repercute directamente en la prevención de enfermedades. Para evitar que más personas mueran o sean afectadas, por falta de vacunación, es de vital importancia que los entes encargados de la sanidad del pueblo realicen campañas que ayuden a divulgar informaciones sobre los beneficios de la inoculación.

Por Alejandro Gauna (18 años)

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