“¿Qué es hacer política? Es despertar la conciencia de los estudiantes para luchar por las becas, las viandas, la educación pública y saber que todo eso solo se consigue arrancándoselo al Estado con la movilización de la juventud”, afirmaba Maryano Ferreira, un dirigente de la Federación Universitaria de Buenos Aires, quien fue asesinado en el 2010 durante una manifestación.
En las líneas citadas se define perfectamente lo que debe tener en cuenta un joven que desee ingresar a la política, candidatándose a un cargo del centro de estudiantes. Las tomas del rectorado de la UNA, de facultades y de colegios, seguidas de la renuncia del rector de la UNA Froilán Peralta y la ministra del MEC Marta Lafuente, demuestran el importantísimo papel que tienen los dirigentes estudiantiles en la sociedad. Los alumnos secundarios y los universitarios se organizaron para luchar por el mismo objetivo: una mejor educación y el fin de la corrupción.
La política es muy mal vista por la sociedad hoy en día, debido a los hechos de corrupción, al engaño y al excesivo fanatismo proselitista de algunas personas. Los colegios y facultades no se salvan, pues en esos lugares también existen los problemas de mal gobierno, negligencia y corrupción. Quienes se inicien como dirigentes tendrán un gran peso encima: deberán demostrar que realmente quieren ayudar a la comunidad y no llenarse los bolsillos o figuretear.
“No te metas en eso, estudiá mba'e”, “seguro vas a ser corrupto también, ese ambiente te va a cambiar hina”, “los dirigentes son todos tekoreí y mentirosos”, son solo algunas de las frases que debe enfrentar el chico o la chica que quiera pugnar para algún cargo. Algunos hasta dicen que los dirigentes solo quieren figuretear, por lo que el joven, aunque tal vez en serio sea un buen líder y tenga ganas de trabajar por el estudiantado, al ver tanta mala onda, duda y no sabe qué hacer.
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Además de las críticas, los chicos deberán superar aquellas barreras que les presenten los fanáticos proselitistas, quienes, solo por no ser parte de su movimiento, buscarán la manera de trabar la lucha del estudiante. Lo importante es que cada joven dirigente tenga bien en claro sus ideales, no se deje corromper por nada y batalle por una mejor educación, no solo a nivel institucional sino nacional, pues entre tantos malos políticos, necesitamos más jóvenes que vayan contra la corriente y, franciscanamente hablando, “hagan lío”.
Por Ana Jazmín Lezcano (20 años)
