Terminás el colegio y seguro querés cumplir tu sueño de ser profesional; tenés dos opciones: ir a una universidad pública o a una privada. Si no tenés la posibilidad de pagar por el cursillo en la Nacional, que es bastante costoso, tu única alternativa es ir a una facultad privada, ya que te permitirá trabajar y estudiar al mismo tiempo. Pero, tené cuidado porque algunos de esos lugares no están habilitados para enseñar y ya estafaron a miles de jóvenes.
Desde hace un tiempo, las universidades “garaje” son tema de debate; estas instituciones ya engañaron a 8.000 estudiantes, brindándoles clases sin la carga horaria correspondiente y entregándoles títulos que no son válidos para el MEC. Son muchas las facultades que funcionan ilegalmente en el país, por no estar habilitadas por el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones).
Debido a los procedimientos del Cones, los alumnos que fueron víctimas de estas pseudo universidades podrán culminar sus carreras en otra institución de existencia legal, previo examen de ingreso. Sin embargo, algunos problemas no terminan con esta medida, pues imaginate que el alumno afectado vive en Curuguaty o Carayaó y la única universidad que cuenta con su carrera queda en la capital; habrá algunos inconvenientes, ya que muchos de estos jóvenes son de escasos recursos, por lo que van a tener que trasladarse y tendrán que costear su día a día en otra ciudad.
Lo más preocupante de esta situación es que los institutos mau tienen sus “filiales” ubicadas estratégicamente en el interior del país. Entonces, los pobladores, al no tener muchas opciones en las áreas rurales, se convierten en la presa perfecta de los delincuentes, que se aprovechan de los sueños y la ignorancia de las personas humildes.
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Quizás, todos estos problemas podían haber sido evitados si es que desde un principio el Cones realizaba la supervisión correcta de la creación de universidades privadas. Asimismo, es urgente que estos institutos se cierren y que los estafadores no queden impunes, recibiendo el peso de la ley por haber manipulado algo tan importante como es la educación de los jóvenes paraguayos.
Por Dahiana Galeano (19 años)
