Muchas personas tienen el hábito de arrojar basuras en los raudales y las calles, sin siquiera reflexionar adónde irán a amontonarse sus residuos. Así pues, no debería extrañarnos que Asunción, la Madre de Ciudades, se encuentre gravemente enferma, a causa de una crisis ambiental generada por la irresponsabilidad de sus hijos.
Según datos de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos, el 43% de los desechos generados en el país se queman en fogones, el 47% va a la recolección pública o privada, el 6% es arrojado a hoyos y el 3% restante tiene un paradero incierto.
Luego de ser depositados en los tachos de basuras o arrojados al raudal, nuestros residuos recorren un largo trayecto que, en muchos de los casos, termina dañando la salud de nuestra Madre Tierra. Si no flotan en los ríos, montañas de desperdicios van a vertederos que, como en el caso de Cateura, amenazan con rebasarse y generar una emergencia medioambiental, cuando las crecidas atacan.
El año pasado, pobladores de los alrededores de este vertedero, ubicado en Asunción, al costado del cerro Lambaré, denunciaron que, en los días de intensa lluvia, el líquido tóxico que resulta de las montañas de basura llega al cauce del río Paraguay. Por otro lado, los residuos que se reducen a cenizas llenan de humo tóxico el aire que respiramos.
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El aire del pulmón nacional se enturbia, particularmente, en la ciudad de Asunción, donde la polución asciende a 18 microgramos de partículas por metro cúbico, 80% más de lo admisible, según la Organización Mundial de la Salud. Asimismo, la contaminación del aire causa la muerte de más de 1.100 paraguayos todos los años, entre ellos 42 niños, de acuerdo a datos de esta institución.
Por otro lado, los últimos estudios de la Secretaría Técnica de Planificación revelaron que cada paraguayo genera un kilo de basura por jornada. Igualmente, según el Banco Interamericano de Desarrollo, diariamente en América Latina se producen 0,6 kilos de residuos per cápita, en promedio; nuestro país origina casi el doble de los desechos acumulados por persona, en las naciones de la región.
Así pues, la mala gestión sobre la disposición final de los residuos y la falta de conciencia ambiental constituyen las piezas principales de la bomba de tiempo que amenaza con apagar los latidos de la Madre Naturaleza, en el corazón latinoamericano. Los datos arrojados por la Secretaría del Ambiente son una prueba de nuestra irresponsabilidad en el manejo de los residuos pues, según estudios, solo el 10% de la basura generada en el Paraguay es reciclada.
Tal vez, cuando depositamos residuos en un contenedor, los desechos que producimos quedan fuera de nuestra vista. Sin embargo, estas basuras no pueden desaparecer como unos conejos en la galera de un mago, ya que muchos de estos desperdicios, como los plásticos, permanecen en el planeta durante siglos.
Una flor no hace la primavera, pero la anuncia. Así que, empezá a preocuparte más por el destino de tu basura, reciclá tus residuos y ayudá a reducir la cantidad de desechos que amenazan a nuestro medio ambiente.
Por Agustina Vallena (19 años)
