En ocasiones nos dicen que, a la hora de realizar emprendimientos, querer no siempre es poder, mucho menos en nuestra complicada tierra guaraní. Mirta Pérez, una joven indígena de 29 años, es la muestra perfecta de la constancia y el sacrificio, pues la misma se convirtió en la primera mujer nativa en lograr una maestría en un país de habla inglesa. A veces, subestimamos la voluntad de las personas por salir adelante y, otras veces, ni siquiera reconocemos los logros de varios compatriotas.
Mirta nació en la comunidad indígena Nivaclé Campo Alegre, ubicada en el distrito de Mariscal Estigarribia. Estudió en el colegio indígena Yalve Sanga y cursó una carrera en la Universidad Evangélica del Paraguay, logrando el título de Licenciada en Teología; su plan era seguir estudiando otra carrera, pero esta vez fuera del país.
Mirta estuvo tres años y seis meses en Canadá; durante ese tiempo logró dos títulos: máster en Estudios sobre Educación en la Providence University College y el diploma Tesol, que consiste en un curso de certificación internacional para enseñanza del idioma inglés. Actualmente, instruye a los jóvenes indígenas de su excolegio Yalve Sanga, impartiendo clases didácticas con el objetivo de lograr conversaciones básicas en inglés entre sus alumnos.
Por su parte, Francisca Villalba también se destacó por ser la primera indígena Maskoy en lograr una licenciatura en Trabajo Social. La joven atravesó muchas dificultades, pero perseveró y ahora celebra junto con su comunidad el sueño que siempre anheló cumplir.
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Según datos del MEC y la Unicef, la tasa de analfabetismo en las poblaciones indígenas supera el 40%, con jóvenes y adultos nativos alcanzando solo tres años de estudios en promedio. Igualmente, los registros de la Unicef señalan que el 53% de la infraestructura de los centros educativos indígenas se encuentran en mal estado y el 47% en condiciones buenas o regulares.
Muchos niños nativos viven privados de recreaciones y merecidas horas de estudio por trabajar, esperando sobrevivir de alguna manera ante las dificultades que les presenta la vida. Asimismo, la población indígena se encuentra bastante menospreciada y excluida de muchas oportunidades tanto laborales como académicas, lo que lleva a resaltar la falta de empatía en nuestro país.
Sin que los prejuicios hagan efecto, existen excepciones entre los pueblos indígenas que luchan por salir adelante. De esta manera, también es importante ofrecer más oportunidades a nuestros nativos porque queda suficientemente demostrado que todos poseemos las mismas capacidades a la hora de lograr nuestros objetivos.
Por Macarena Duarte (17 años)
