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Al terminar la secundaria, los jóvenes se enfrentan a una de las decisiones más importantes que deben tomar a lo largo de la vida: qué carrera estudiar.
Es común que los niños deseen ser bomberos, veterinarios y hasta abogados como papá o doctoras como mamá. Una vez pasado el tiempo, ya no resulta tan fácil elegir qué estudio terciario realizar.
Los jóvenes se ven inundados por las dudas, en cada persona hay una batalla interna y aparecen las incógnitas de: ¿tendré una buena salida laboral al terminar la universidad?, ¿persigo mis sueños o continúo con la tradición familiar?
Un factor importante que determina la decisión de los jóvenes tiene que ver con los padres que suelen rechazar carreras como Licenciatura en Educación Artística, ya que consideran algunos prejuicios acerca de las personas que siguen estas carreras, como que todos son “hippies que no quieren trabajar”. En consecuencia, instan a sus hijos a realizar estudios académicos superiores que tengan que ver con Medicina o Economía.
Otro componente con bastante influencia es la capacidad económica de cada persona. Muchos chicos de escasos recursos tienen el sueño de ser parte de la Facultad de Odontología, una de las carreras más caras. No obstante, deben desistir de sus metas, pues les parece imposible costear todas las herramientas necesarias para cursarla.
Igualmente, es imprescindible tener en cuenta la cantidad de horas que los alumnos deben invertir en sus estudios. En facultades como Ingeniería de la UNA, los alumnos deben permanecer casi todo el día en las clases; por lo tanto, les resulta imposible trabajar al mismo tiempo. Algunos renuncian al título de ingeniero debido a la necesidad de ayudar con los gastos del hogar.
Existen jóvenes que no conocen sus propios intereses y, por ende, no pueden tomar una decisión. Esto se debe, generalmente, a que los chicos no desarrollan habilidades durante la niñez y adolescencia que les podría orientar hacia un estudio universitario que comprenda sus gustos y pasiones. Es por eso que muchos prueban varias carreras sin terminar ninguna con la esperanza de encontrar en algún momento una en la que se sientan realmente identificados.
Como la decisión de elegir una carrera es tan significativa, resulta primordial que los padres apoyen a sus hijos en el momento de optar por un estudio universitario. Después de todo, como se dice, el mundo necesita de más personas que amen lo que hacen.
Por Fiona Aquino (18 años)