¡Qué fácil ser planillero! Marcás asistencia y robás el dinero del pueblo

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Desde hace tiempo, las instituciones públicas de nuestro país están plagadas de planilleros, que lo único que saben hacer es marcar la entrada y robar el dinero del pueblo. Necesitamos ponerle un stop a estos ladrones de traje o pollera.

La rutina diaria de los planillleros consiste en despertar tarde y salir de sus casas con sus lujosas camionetas a marcar asistencia en su lugar de trabajo y después ir al gym, al spa o simplemente volver a sus hogares a dormir. En teoría, ellos están “laburando arduamente”.

Mientras muchas personas sacrificadas salen de sus casas antes de que salga el sol para ir a llevar el pan de cada día a la mesa, estos planilleros se dan el lujo de ir a sus puestos de trabajo a la hora que se les antoja. Muchas veces, ni siquiera asisten, porque se encuentran de vacaciones por tres meses, cuando en realidad, solo tienen permiso por 30 días. Y, para sorpresa de todos, los pasajes y viáticos son pagados con el dinero público.

Uno de los casos más sonado de planillerismo fue el de la exsecretaria vip de la Contraloría General de la República, quien, en el 2015, cobraba G. 37 millones en un solo mes, además iba a “trabajar” con ropa de gimnasia y en compañía de su perrito. Una verdadera burla para todos los ciudadanos.

Asimismo, ayer saltó a la luz cómo los funcionarios del Congreso van a laburar o, mejor dicho, a marcar solamente la asistencia en horas de la tarde y, después de eso, se retiran del lugar. Estos personajes no tienen vergüenza para robar el dinero del pueblo; son ladrones de traje y corbata o llamativa pollera, que lo único que hacen es asaltar a plena luz del día sin ningún impedimento.

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Por estos y otros casos, hay que seguir luchando y no cansarse de exigir el cambio, es tiempo de erradicar la corrupción de nuestro país. Basta de quedarse con los brazos cruzados, salgamos a las calles y pidamos la destitución de estos haraganes, que no contribuyen en nada a la sociedad.

Todos los meses se gastan millones de guaraníes para pagar el sueldo de los miles de planilleros que hay en las diversas instituciones públicas y cabe destacar que no cobran sueldo mínimo nomás. Con esa cantidad de dinero se podía invertir perfectamente en educación, salud y arreglo de las calles; imagínense lo bien que estaría el país si las cosas fueran así.

Definitivamente, la administración pública necesita ser fumigada lo antes posible, pues está plagada de insectos planilleros. Asimismo, debemos dejar de seguir bailando al son de estas lacras de la sociedad, y ponerle un parate a esta problemática. De alguna manera hay que salir a buscar el final de esta novela de nunca acabar, porque de lo contrario el cambio del país va a seguir siendo solo un cuento de hadas para todos.

Por Dahiana Galeano (19 años)