Martín es un joven que trabaja en la juventud liberal aregüeña, en la cual activa desde hace varios años. Forma parte de una familia con tradición dentro del PLRA, cuyos integrantes fueron quienes le introdujeron en este campo. “Creo que es algo que me inculcaron, no el ser liberal, sino ser una persona que pelea por la igualdad de los derechos a través de la política”, relata.
Para Martín, ser sobrino de Anki y Alfredo Boccia no es una presión; más bien, un privilegio a pesar de lo que las malas lenguas digan. “Muchas veces, tanto en la facultad como en otros lugares, ya esperan algo de vos por tener el apellido Boccia. Asimismo, creen que voy a tener un puesto asegurado en un ente público; por ejemplo, cuando mi tío Anky era director general de Itaipú, muchos no podían creer que yo no estuviera trabajando para la hidroeléctrica”, expresa.
Martín cree que los jóvenes no se introducen en la política porque se la relaciona mucho con la corrupción. No obstante, según el liberal, ser parte del Gobierno es el único camino para cambiar las cosas en el país. “Una vez me había dicho mi mamá que si yo no ocupo los lugares de poder, no puedo criticar a la gente que se encuentra en esos puestos. Así también, pienso que si uno no trabaja en este campo deja un lugar para alguien ambicioso que solo busca dinero”, manifiesta.
Toda persona quiere crecer y posee objetivos en la vida. El muchacho tiene una meta a largo plazo, que es alcanzar un gran puesto en el Gobierno. “Como todo político, tengo mis pretensiones. Mi máxima aspiración es poder ser senador y para eso creo que debo escalar, pero cuando llegue ese día, espero y no quiero que me voten por mi partido, sino por mi nombre; es decir, porque confían en mí”, indica.
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Por otra parte, para Martín, la falta de educación es la principal culpable de que haya miles de jóvenes que están afiliados a distintos partidos políticos solo por seguir la tradición familiar o por el hecho de que van a recibir algún beneficio. “Creo que, si un país no brinda los mejores materiales para crecer, uno siempre va a buscar el camino más fácil para alcanzar sus objetivos. Asimismo, pienso que el fanatismo partidario causa mucho daño al país, ya que la gente no vota por lo ideal, sino por el color”, comenta.
Según el militante liberal, para que la situación actual de la nación cambie, los adolescentes deberían empezar a interesarse en el campo político y dejar de criticar solo por redes sociales a los gobiernos de turno. “En la próxima elección del 2018, entre todos los candidatos, posiblemente haya uno solo que no sea tan viejo y eso es preocupante. Independientemente del partido al que quieran afiliarse, espero que las personas de mi edad comiencen a involucrarse, porque el país necesita de todos los ciudadanos”, finaliza.
Por Joaquín Tandé (18 años)
