Si te sirvo una taza de café, ¿me pagás G. 7 millones, por favor?

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Planilleros, secretarias VIP, directores de ascensor y de fotocopias son funcionarios públicos que tienen sueldos jugosos sin hacer casi nada. Mientras, hay personas que se matan trabajando para el Estado y apenas cobran una remuneración mísera.

Según denuncias, en el Hospital de Clínicas “trabajan” mozos vip y uno de ellos cobra por mes alrededor de G. 7 millones. Ellos sirven bocaditos y cafecitos a los directivos del hospital, mientras los pacientes del lugar sufren penurias y una atención deficiente.

¿Y si nos volvemos todos mozos y cobramos mucho dinero? En nuestro país, al parecer, ya no es necesario un doctorado para recibir una alta cantidad de plata. La situación de los salarios en el sector público es cada vez peor, hay demasiadas injusticias y diferencias entre los montos que reciben las distintas personas cuando realizan sus labores.

Este caso de los mozos no es el único, ya existieron otros como los de la “niñera de oro”, la secretaria vip y el director de fotocopias que cobraban sueldos jugosos sin prácticamente hacer nada. Ocupaban puestos que ni siquiera se conocían, cobraban desde 10 hasta 20 millones de guaraníes, e incluso tenían mayores salarios que el de un técnico o un ingeniero.

Por otra parte, están las personas que trabajan arduamente para poder llevar algo para comer a sus hogares; laburan todo el día y apenas cobran un sueldo mísero, como los docentes o las enfermeras de los entes públicos. Esta remuneración que reciben ya ni siquiera les alcanza para solventar los gastos que tienen en sus hogares y, a veces, no saben cómo hacer para llegar a fin de mes.

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A la hora de recibir un sueldo por el trabajo hecho, sea cual fuese, estaría bueno que todas las personas sean recompensadas de la misma manera. No porque uno sea un operador político tiene que cobrar más y un docente percibir mucho menos. Si vamos a ser justos, los que realmente deberían recibir mayor remuneración serían los docentes que sirven realmente a la sociedad y no los planilleros que sobran en todas las instituciones estatales.

Por Yanina Sosa (16 años)