El tercer curso es como el “chau, colegio, y hola, universidad”, pues es el último de los 12 años que pasamos estudiando y charlando en un salón de clases. Un alumno de este nivel escolar debe derribar barreras, ser paciente y dar todo de sí para tener el título de bachiller, ya que sobrellevar proyectos, exposiciones y actividades de ventas de productos, para el fondo del curso, no se consiguen de un día para el otro.
Los estudiantes “ni bollo” deben hacer el esfuerzo de cumplir el objetivo del colegio, que consiste en aprobar todas las materias porque, en tercer curso, la escala del proceso estudiantil no perdona ni al más bocho del salón. Si sacás un uno como calificación final, preparate para un trámite largo de admisión de examen extraordinario o recursás directamente, perdiendo un año completo.
Además, en tercero es importante usar la creatividad, a fin de idear actividades que se deberán llevar a cabo para juntar dinero que solvente los eventos más esperados por la mayoría de los estudiantes: el proyecto final, la colación y el ud. Trabajar de acá para allá es cosa de cada fin de semana, pues todos estamos con pancheadas y hamburgueseadas para invertir lo recaudado en un buen “último día”.
“Medio pasaje, por favor” es la frase que, al parecer, los choferes de ciertas líneas odian, pues cuando un alumno exige que se le cobre solo el 50%, los conductores miran con cara malhumorada. Mientras que algunos conductores se toman la comodidad de no parar el colectivo cuando ven a un grupo de estudiantes; más de uno ya habrá pasado la pelada cuando hizo la para en vano.
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Así también, notar angustia, tristeza y felicidad es cosa común entre compañeros del último año, ya que por un lado, no sabés qué vas a seguir en la universidad o si vas a hacer cursillo de ingreso. Por otra parte, te das cuenta de que al culminar el estudio vas a tener que buscar trabajo para empezar una nueva rutina de vida sin el uniforme de colegio puesto.
Muchos estudiantes expresan su felicidad al saber que por fin terminarán el colegio, diciendo que jamás van a extrañar la casa de estudios; sin embargo, anécdotas de exalumnos cuentan que alguna vez dijeron no extrañar la escuela, pero al salir de ella notaron los grandes cambios que debieron afrontar y dijeron “quiero volver a la vieja vida de ser alumno”.
Si también sos del tercero de la media, no te desesperes solo por el hecho de que estás a un pelito de terminar todo; lo importante es zafar las materias, lograr culminar los pesados proyectos y, por sobre todo, disfrutar de lunes a viernes con los compas.
Por Ezequiel Alegre (17 años)
