El año 2016 fue marcado por los distintos sucesos ocurridos en el ámbito de la educación, como las protestas en la UNA o la toma de colegios de los secundarios, pero algo que resaltó desde inicios del año escolar fue que varias escuelas sufrieron derrumbes de techos en donde, en el peor de los casos, algunos alumnos resultaban heridos.
Este es uno de los tantos problemas que sufre el ámbito educativo en nuestro país, por lo que, en octubre, el Congreso declaró la ley emergencia educativa a nivel país. Sin embargo, esta resolución no sirve de mucho, puesto que no existe un presupuesto fijo para asistir a las casi 5.000 instituciones educativas que se encuentran en estado crítico.
Esta semana, Diputados aprobó una modificación al Presupuesto General de la Nación 2017 que determina una suba salarial a varios sectores públicos. Esto podría resultar positivo si lo vemos desde el lado de que los médicos y maestros podrían ganar más.
Pero la situación de miles de escuelas es deplorable y los parlamentarios de la Cámara Baja demuestran, una vez más, que la educación no es una prioridad para el Gobierno. Declarar emergencia educativa no es una solución si no se mejoran los lugares en donde los niños y jóvenes están forjando su futuro y sueñan con ser profesionales que puedan servir a la patria.
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¿Esto quiere decir que las manifestaciones de los jóvenes no sirven a largo plazo? El efecto que creó la toma de colegios en mayo, al parecer, se quedó en la renuncia de la exministra Marta LaFuente y en la firma del compromiso con el presidente Horacio Cartes. Hoy día, los diputados ignoran los problemas existentes en la educación y se ríen en la cara de los estudiantes que piden a gritos aprender de una manera adecuada.
La educación debe ser prioridad para el Gobierno, puesto que la misma es la base de toda sociedad civilizada. Con escuelas que se caen, maestros mal capacitados y autoridades que hacen caso omiso a los problemas educativos, es probable que Paraguay siga en el pozo del subdesarrollo y continúe manteniendo su “honorable” posición en la cola del ranking de los países con la peor educación en el mundo.
Por Brian Cáceres Verón (17 años)
