#UNANoTeCalles, apuñalada indignamente por los dueños del poder

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Los estudiantes de la UNA habían elaborado una propuesta de estatuto que acabaría con las decisiones tiránicas en las facultades. Sin embargo, los directivos actuales emplearon un proceder vergonzoso buscando dilatar la lucha universitaria.

Esta semana se llevó a cabo una sesión de la Asamblea Universitaria de la UNA, con el fin de debatir acerca de la propuesta de estatuto presentada por la Mesa Coordinadora de #UNANoTeCalles. En la misma, el alumnado solicitaba la modificación de artículos que tienen relación con el gobierno estudiantil.

La Mesa Coordinadora elaboró durante casi ocho meses la propuesta de estatuto que, según el Consejo Superior Universitario, era un periodo muy corto para la preparación del documento. Sin embargo, en la sesión del miércoles, los asambleístas, en su mayoría decanos y docentes, aceptaron una contrapropuesta del reglamento, que fue expuesta por el vicedecano de Derecho, Osvaldo González.

Entonces, es imposible no preguntarse qué diferencia existe entre los dos proyectos de estatutos presentados para rectificar la reflexión de que no se puede elaborar tan importante reglamento en un periodo breve. No obstante, lo más curioso de todo es que la contrapropuesta no fue socializada con los estudiantes universitarios, es decir, fue un “as bajo la manga” de gente que, presuntamente, está en contra de los intereses del alumnado.

Otro dato, también peculiar, es que la contrapropuesta presentada por el vicedecano de Derecho mantiene un amplio privilegio de los catedráticos en los consejos directivos y superior. Con esto, solo se demuestra que los que conforman la Asamblea Universitaria no representan los intereses de los estudiantes, ya que aceptaron algo que, evidentemente, está en contra de lo que busca el alumnado.

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Es muy claro que los que se encuentran en el poder estudiantil no mantienen la misma ideología en relación a la forma de gobierno igualitario que solicitan los alumnos. Quizás, esto sea por temor a que ya no puedan ejercer un dominio absoluto de la universidad, en especial, en las elecciones de las autoridades.

Todo estaba encaminado para que los estudiantes lograran un triunfo extraordinario ante la corrupción y las decisiones tiránicas. Sin embargo, a casi un año de “la primavera estudiantil”, los dueños del poder siguen buscando dilatar la rebelión universitaria con tal de seguir manteniendo sus intereses personales.

Por Joaquín Tandé (18 años)