El jueves 23 de febrero es la fecha elegida por el Ministerio de Educación y Cultura para dar el puntapié inicial al año lectivo 2017. Los colegios públicos abren sus puertas en todo el territorio nacional para recibir a cientos de miles de niños y jóvenes que esperan ansiosos volver a encontrarse con sus compañeros y amigos de curso.
Cabe resaltar que las clases estuvieron a punto de no empezar en la fecha estipulada por el MEC, ya que varios gremios docentes solicitaban un aumento de salario y amenazaban con no ingresar a las aulas el primer día. Afortunadamente, ese problema fue solucionado.
Como cada año, las falencias del sector educativo de nuestro país son evidentes. Desde el año pasado, se ha hecho costumbre ver o escuchar noticias acerca de techos en mal estado en varias escuelas y colegios. Así también, algunas instituciones ni siquiera cuentan con tejados o, en el peor de los casos, no existen aulas, por lo que los alumnos deben dar clases debajo de un árbol que les provea de sombra.
Asimismo, el eterno problema al inicio de cada año lectivo es la mala y lenta distribución de los kits escolares, especialmente, a las instituciones educativas que se encuentran en municipios olvidados por las autoridades. Además, el reciente caso de las “galletas de oro” que pensaba adquirir el MEC para la distribución de la merienda escolar, simboliza otra mancha para la cartera de Estado en la víspera del inicio de las actividades educativas.
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Sin embargo, no solo existen malas noticias en el escenario educativo de nuestro país. También hay instituciones que fueron totalmente remodeladas gracias a la cooperación entre la municipalidad, comisión de padres y fondos del Fonacide. Un ejemplo es la escuela y colegio Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, de Asunción, cuyo local fue transformado completamente y mañana albergará a cientos de estudiantes en sus nuevas aulas.
Estamos en la víspera del inicio de las clases y poco o nada ha cambiado respecto a años anteriores. Los techos que se caen, la mala distribución de los kits escolares y las clases bajo árboles son el pan de cada día de los estudiantes paraguayos. Pero existen algunas cosas positivas en este sector y esas cosas nos dan una luz de esperanza para seguir soñando con, algún día, tener un sistema educativo como el de Chile o Finlandia.
Por Brian Cáceres Verón (18 años)
