Cuando el turismo de masas llega a ser un problema

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BERLÍN. La hospitalidad es importante para que florezca el turismo. Sin embargo, en muchas ciudades los nativos han comenzado a rebelarse contra las crecientes masas de turistas.

En muchas partes, el turista se ha convertido en fuente de malestar. La tolerencia está disminuyendo. ¿Qué medidas se pueden adoptar contra el fenómeno del "overtourism"?

En los destinos populares siempre ha habido muchos turistas, pero ahora los vecinos salen a las calles para protestar debido al aumento de los alquileres en Barcelona y Mallorca, por ejemplo. A ello se suman otros factores perturbadores como el ruido y la basura.

Otro problema es la "turistificación" de destinos como Roma y Venecia: mucha gente opina que se está perdiendo el carácter de las ciudades. "Los habitantes tienen la impresión de que la ciudad ya no les pertenece", dijo el director de Amsterdam Marketing, Frans van der Avert, durante la feria internacional de turismo ITB celebrada recientemente en Berlín.

Desde el punto de vista del turista, el problema es más sencillo: muchos lugares ya están demasiado atestados de gente como para disfrutar de unas vacaciones apacibles.

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 La avenida de las Ramblas en Barcelona, España, el 08/09/2017. En muchas ciudades los nativos han comenzado a rebelarse contra las crecientes masas de turistas. En muchas partes, el turista se ha convertido en fuente de malestar. La tolerencia está disminuyendo.
 La avenida de las Ramblas en Barcelona, España, el 08/09/2017. En muchas ciudades los nativos han comenzado a rebelarse contra las crecientes masas de turistas. En muchas partes, el turista se ha convertido en fuente de malestar. La tolerencia está disminuyendo.

Los expertos señalan entre las causas del "overtourism" el auge de las aerolíneas de bajo coste y la creciente popularidad de los cruceros, cuyos pasajeros inundan destinos como Dubrovnik o Venecia. A ello se añaden ofertas de alojamientos privados a turistas como la plataforma Airbnb. No hay una sola causa. Al fin y al cabo, el turismo de masas es la otra cara de la libertad de viajar.

Por un lado, las autoridades de los destinos turísticos podrían ofrecer una mejor información a los visitantes sobre otras cosas que merece la pena ver en determinada ciudad o región. Además, existe la posibilidad de distribuir mejor los flujos de turistas mediante cuotas de entradas y sistemas de reservas online para descongestionar el tráfico de visitantes.

La ciudad medieval de Dubrovnik, en Croacia, se resiente sobre todo de las visitas de un gran número de cruceros. El alcalde de la ciudad, Mato Frankovic, informó que la ciudad ha llegado a un acuerdo con las navieras para que en 2018 se espacien mejor las llegadas de los barcos. También es posible pensar en la introducción de límites legales para la construcción de nuevos hoteles o el alquiler de alojamientos. En Ámsterdam, por ejemplo, solo se permitirá a partir de 2019 el alquler de viviendas a turistas durante un máximo de 30 días al año. Además, en el centro de la capital holandesa ya no se podrán construir nuevos hoteles.

Vista general de la ciuda de Dubrovnik, Croacia, el 03/10/2015.
Vista general de la ciuda de Dubrovnik, Croacia, el 03/10/2015.

Una medida más radical es elevar los precios. En Mallorca, por ejemplo, los visitantes tienen que pagar desde 2016 una tasa turística, una suerte de impuesto ecológico para la conservación de la isla. Aun así, las islas Baleares recibieron en 2017 casi 14 millones de turistas, un seis por ciento más que el año anterior.

Según el profesor Jürgen Schmude, investigador del turismo, aumentar fuertemente los precios de los hoteles, atracciones turísticas y entradas va en contra de la democratización del turismo, ya que limitaría el acceso a sitios bonitos a personas con mucho dinero.

No existe una solución general para todas las ciudades o regiones. "Estamos un poco desorientados y no sabemos muy bien lo que deberíamos hacer", admite Schmude. Sin embargo, existe un consenso bastante generalizado de que en vez de imponer prohibiciones, es mejor distribuir de forma inteligente los flujos turísticos y ofrecer alternativas a los lugares turísticos más visitados.

Los icónicos canales de la ciudad de Ámsterdam, Países Bajos, el 15/06/2014.
Los icónicos canales de la ciudad de Ámsterdam, Países Bajos, el 15/06/2014.

 

Todo ello no va a ser fácil, porque los asiáticos apenas han empezado a viajar masivamente por el mundo, por lo que sin duda se batirán en los próximos años nuevos récords de visitantes, sobre todo en Europa y Norteamérica.