El presidente de la F1 Chase Carey y su director técnico Ross Brawn presentaron su plan a los diez patrones de las escuderías este viernes, alrededor de cinco ejes (motores, costes, ingresos, reglamentación técnica y deportiva, y gobernanza).
El proyecto buscará “la puesta en marcha de un límite presupuestario” para las escuderías y “elementos de estandarización” en los monoplazas “porque creemos que es más importante saber cómo se gasta el dinero que de cuánto dinero se dispone”.
“Los coches deben y estarán diferenciados los unos de los otros”, precisó en un comunicado.
“Los nuevos criterios de distribución de los ingresos serán más igualitarios, al mérito según la actuación”, aunque manteniendo la prima a los equipos históricos (Ferrari, Mercedes, Renault, Red Bull, Williams y McLaren).
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La voluntad de conservar los motores híbridos está confirmada, aunque deberán ser “más baratos, sencillos, ruidosos y potentes”. El objetivo será “aumentar las posibilidades de adelantar”, una petición de los aficionados en los últimos años.
Propietario de la Fórmula 1 desde 2017, el grupo Liberty Media quiere privilegiar el espectáculo en la categoría reina del automovilismo.