El Rey León, de película. Regresó a Paraguay en 2017. Después enfrentar al mundo solo cuando viajó de Tembetary al viejo continente, Nelson Haedo Valdez construyó su vida futbolística y familiar. Equilibrado, responsable y con sueños, fue haciendo camino en Europa: Werden Bremen, Borussia Dormtund, Hércules, Rubin Kazán, Valencia, Olympiacos, Frankfurt. Un paso por Al-Jazira de Emiratos Árabes Unidos y el precedente al club de sus amores, Seattle Sounders de la Major League Soccer. Fue campeón en Alemania, Grecia, Estados Unidos y Paraguay. Y no olvidemos su pasado en la Selección Paraguaya.
Esta noche, demostró que sigue vigente a sus 34 años. No es un delantero técnico pero tiene corazón. Un símbolo suyo y de la raza guaraní. No quería terminar su carrera sin vestir la camiseta de Cerro Porteño. Fue presentado en la Nueva Olla que estaba a medio construir, que un año y meses después disfrutó de él en un día inolvidable de Copa Libertadores de América. Sentado en el banco como en la mayoría de los partidos pero siempre con la predisposición de disfrutar y aprovechar cada minuto, y hasta a veces segundos, que tiene dentro del terreno. Y hoy lo hizo en todo su esplendor. Cumplió un sueño.
A su edad y con el recorrido, las lesiones se vuelven inseparables. Obliga al futbolista a ser conservador y cuidadoso. Hasta contra su voluntad. Una festejo en aquella Copa Sudamericana 2017, alejó al atacante de las canchas y encadenó una serie de molestias físicas. No tuvo rodaje y hasta fue separado por Leonel Álvarez, quien no lo iba a tener en cuenta para el 2018. ¡Y venía de conquistar el Clausura! Fue a entrenar a la Reserva como un cualquiera. Pero la renuncia del colombiano y la llegada del argentino permitió que Haedo regrese al grupo.
Y hoy ingresó por Alfio Oviedo en el primero tiempo pero la historia lo prepararía para la etapa complementaria. El protagonismo lo llamó y su experiencia no falló: marcó el segundo de penal después del gesto de Diego Churín, de cederle la ejecución. No dudo, remató con fuerza y marcó el 2-0. Y ante la ventaja, en un abrir y cerrar de ojos, producto de una posible relajación o desatención, Monagas empató el partido. Y como si fuera poco, el sufrimiento, los goles agónicos y Cerro Porteño volvían a unirse, más allá de que el equipo de Luis Zubeldía ya estaba clasificado.
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Y fue él, Nelson Haedo Valdez, quien sobre el final del juego, quedó mano a mano con el arquero rival y rompió la igualdad para elevarse al trono... del Rey León. Doblete, figura y ovación. Un renacimiento, como si lo necesitara. El equipo de Barrio Obrero aseguró la victoria y sueña con la Copa Libertadores de América. Ahora, culminará el campeonato, se tomará vacaciones, observará con incertidumbre el sorteo de los octavos el 4 de junio y comenzará a preparar la serie para agosto.
Mirá lo mejor de Nelson Haedo Valdez (Fuente: Fox Sports)