100 años de la primera superproducción del cine

Este artículo tiene 9 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2398

Cuando el 5 de agosto de 1916 se estrenaba “Intolerancia”, su director, el estadounidense David W. Griffith, estaba muy lejos de imaginar el rechazo de crítica y público, sobre todo porque en esta película puso todo su saber artístico y narrativo, que fueron vanos para paliar el fracaso de taquilla.

MADRID (EFE, por Fernando Prieto Arellano). Considerada la primera gran superproducción de la historia del cine, en sus tres horas de duración “Intolerancia” (que lleva como subtítulo “La lucha del amor a través de los tiempos”) dibuja un cuadro de la lucha entre el bien y el mal en cuatro episodios muy simbólicos en otras tantas fases de la historia.

La conquista de Babilonia por los persas en el siglo VI a.C.; la Pasión de Cristo; la Noche de San Bartolomé (la matanza de los hugonotes en París el 24 de agosto de 1572), y una huelga de trabajadores en los tiempos contemporáneos reprimida con brutalidad le sirven a Griffith (1875-1948) como paradigma de su narración.

Intercalándose entre las historias, que a medida que avanza el filme van entremezclándose, una mujer vestida de negro (Lillian Gish) mece sin descanso una cuna, en un plano largo apenas iluminado por una luz muy blanca. Al fondo del plano (el recurso narrativo intencionado de la profundidad de campo, del que Griffith fue pionero), se ven tres siluetas femeninas, como las tres parcas que hilan, devanan y cortan el hilo de la vida.

Tras el éxito (y la enorme polémica) cosechados con “El nacimiento de una nación” (1915), Griffith era un hombre poderoso en la industria del cine y lo suficientemente rico como para abordar un nuevo proyecto más ambicioso.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Según algunos estudiosos, Griffith no encajó bien la polémica que se suscitó en Estados Unidos con “El nacimiento de una nación”, una película considerada por muchos como racista y apologética del Ku Klux Klan.

Con “Intolerancia”, Griffith quería quitarse la etiqueta de cineasta racista; quería demostrar que hablaba de amor y de respeto por el otro y quería hacerlo, además, en plena I Guerra Mundial (1914-1918).

Quizá por eso, además de por su larga duración, y por lo complejo de la narración, la película no cuajó. No se entendió en Estados Unidos y en Europa, y se proyectó con muchos cortes, hasta el punto de que en Francia jamás se pasó la historia de la Noche de San Bartolomé.

La película tuvo un presupuesto de dos millones de dólares (una cifra desmesurada para la época) que Griffith financió prácticamente por sí solo, y se movilizaron miles de extras para un rodaje que se prolongó durante 22 meses.

Solamente en las escenas de Babilonia participaron 16.000 figurantes.

Se construyeron a las afueras de Los Ángeles unos decorados casi de tamaño natural, tan complejos como costosos, que naturalmente quedaron abandonados al término del rodaje sin que nadie supiera qué hacer con ellos. Griffith jamás logró recuperarse del fracaso. Sin embargo, su cine tuvo una gran influencia entre los grandes realizadores de la escuela constructivista soviética como Pudovkin o Sergei M. Eisenstein, cuyas técnicas de montaje paralelo, de técnica narrativa, le deben mucho al genial cineasta estadounidense.