Brillante recital de la OSN

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En su noveno concierto de temporada internacional la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) ofreció un concierto de sonidos brillantes, bajo la dirección del coreano Jongwhi (Pedro) Vakh. Se destacó como solista el cornista Pedro Salazar.

Este recital ofreció un repertorio sinfónico bien variado, donde cada sección orquestal tuvo su lucimiento. La gala comenzó con la Sinfonía Nº 1 en Do Menor, Op. 68, de Johannes Brahms.

La obra sonó grande de manos de la OSN. Los músicos tocaron con mucho brío y lograron transmitir los repentinos cambios de temperamento musical que tiene esta primera sinfonía de Brahms así como los sinuosos pasajes de su virtuosa melodía.

Seguidamente hicieron la Danza Goblin, que forma parte de la suite de la ópera “Tcheo Yong”, de Young Jo Lee. Dicha ópera está basada en el mito de Cheo Yong, un personaje mítico de la era del reino coreano de Silla.

Esta frenética y vertiginosa pieza transmitió aires de misterio. Con un tono bien dramático, esta parte llevó al público a disfrutar de las posibilidades sonoras de los instrumentos de percusión y de viento, que sonaron contundentes y en constante estado de exaltación.

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Luego tuvo lugar el estreno mundial del Concertino para Corno y Orquesta Nº 1, del compositor y trombonista Remigio Pereira. Esta creación tuvo un inicio solemne, donde el corno relució gracias a una vigorosa ejecución del portugués Pedro Salazar. Con el transcurso de los cuatro movimientos, la composición fue creciendo dando como resultado una grata obra.

La composición de Pereira puso en resalto al corno, mostrando el abanico de riquezas sonoras de este instrumento de viento, que puede expresarse de una forma dulce y delicada como también con grandeza y esplendor. Asimismo el músico se adaptó a diferentes tiempos con suma habilidad.

La parte solista del corno fue acompañada de manera ejemplar por toda la orquesta. Los aplausos del numeroso público fueron primero para la agrupación y luego se dirigieron a Remigio, quien se encontraba presente en la platea.

El concierto finalizó con mucho ímpetu con la obertura de la Gran Pascua Rusa, del ruso Nikolái Rimski-Kórsakov. Esta pieza de carácter litúrgico, como también jovial y festivo, puso un buen cierre a este recital. En todo momento la orquesta alumbró al público con interpretaciones cargadas de emoción. victoria.martinez@abc.com.py