En su debut como director teatral, Sergio Núñez apuesta a romper con lo convencional, no solo desde combinar varios lenguajes escénicos, sino por invitar al público a transitar por diferentes espacios.
En una primera escena, las actrices despliegan un gran trabajo físico, acercándose a la danza contemporánea. Allí van expresando frases que habremos escuchado en más de una ocasión y finalizan con un remate contundente.
Uno de los momentos más fuertes se vive con el aparentemente inocente juego de saltar a la cuerda, en el que Meche Rivas anuncia que ya no quiere seguir, mientras el sonido de la cuerda al chocar contra el suelo se asemeja a un fuerte latigazo. Al mismo tiempo, las hermanas Pili y Carolina Ortiz cantan “un marinerito..”, mientras suben la intensidad.
En un momento más distendido, Cintia de Estay trabaja la improvisación y la comedia para interactuar con los presentes. Le sugiero no dejar pasar el “agua”.
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Así, en diferentes pasajes la obra aborda con textos de Luz Saldívar, Nataly Valenzuela, y Cintia de Estay temas como las cirugías plásticas, la violencia, el amor, las tareas domésticas y los deseos.
Hacia el final, el agua se lleva todos los maquillajes y las máscaras para invitarnos a aceptarnos tal como somos, con todo eso que implica en cada una el ser mujer.
Más allá del arriesgado y comprometido trabajo actoral, la obra que hoy volverá a presentarse en el Espacio Fauve Gaubbe, está muy bien cuidada en lo que respecta a la iluminación y el vestuario. malonso@abc.com.py
