ALEMANIA (Marlene Aponte, enviada especial).- “Esa no es mi abuela”, pensaba Adolfo Saguier mientras veía la proyección de “Las herederas” en la segunda noche de la Berlinale.
Los aplausos no cesaron desde entonces. Ana Brun recibe felicitaciones todo el tiempo, tanto en persona como en lo que se publica en distintos medios del mundo.
Tampoco paró de dar entrevistas, así como sus demás compañeras de reparto: Margarita Irún y Ana Ivanova.
Abogada de profesión, Ana Brun utiliza su primer nombre y segundo apellido en los créditos de la película. En su carrera de abogada es conocida como Patricia Abente.
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Mientras Ana veía la película por primera vez, pensaba que capaz en Paraguay se tenga cierto prejuicio con el tema que trata. Aunque ella espera que no. “Es imprevisible, porque creo que la sociedad paraguaya está muy avanzada en el aspecto de la libertad de elección.
No existen leyes, normas; eso es cierto, pero ya se acepta. Ya no es como una generación anterior a la mía, donde se tenía prohibido eso, se escondía, se tapaba. Hoy la gente es mucho más libre. Para mí, mucho más sana”, reflexiona.
Ana es Chela, una mujer temerosa, introspectiva, orgullosa, que se va liberando de a poco. “Siempre digo, y les digo a mis hijos, que lo que ellos viven hoy es una cosa fantástica en comparación con lo que yo vivía, siempre cerrado, siempre prohibido, nunca hablar, nunca comentar. Hoy se comenta todo, y eso es maravilloso”, opina.
Volver a la infancia
En el momento de trabajar su personaje, precisamente Ana se remonta a su niñez. “Recordaba episodios de mi vida de cuando era jovencita, de que los varones eran privilegiados; las mujeres no se hablaban, las mujeres no salían solas, no hablaban de esto, no opinaban de aquello. Entonces, cuando leí el guión me dije: ‘Ya sé cómo tengo que hacer’. Me senté imaginariamente en el sillón de mi mamá y la escuchaba hablar con mi abuela, porque ella es la que se sabía todos los chismes. Yo escuchaba detrás de la puerta normalmente, y encima lo escuchaba mal, porque detrás de la puerta escuchaba una cosa e infería otra, y ahí volaba mi imaginación”, comenta.
“Personalmente, era una persona rebelde para mi medio, pero la generación de mi madre tenía prohibido hablar de sexo, de homosexualidad, de política. Nosotras teníamos que coser, bordar y cuidar al marido. Yo me zafé de eso, pero lo que recuerdo de mi mamá y mi abuela era así”, detalla.
Contra la discriminación
Ana cree que “Las herederas” puede servir para apuntalar el pedido de ley contra todo tipo de discriminación. “Dado el éxito –inesperado para mí, porque nunca jamás pensé–, puede coadyuvar a que entonces, inclusive ante la opinión pública, se apoye este movimiento. A mí me parece una magnífica oportunidad”, espera.
Refiere que Marcelo Martinessi llega con su película en un momento justo en que el tema de la mujer está muy sensible por el movimiento “Me too”.
“No sé si lo buscó o no, pero llegó justo. Por eso me parece que gustó. Si bien nosotros no tocamos el tema del acoso ni el feminicidio, que es terrible en nuestro país, todo es la problemática de la mujer que siempre ha sido ‘la heroica mujer paraguaya’. Se levantan monumentos, se le ponen discursos... Todo eso en discurso, en monumento, en papeles, pero en la realidad, a la mujer la tienen absolutamente siempre por debajo”, lamenta.
Ana disfruta de esta nueva etapa en su vida. Si bien siempre fue bohemia y participó en algunas puestas teatrales en nuestro país, aguarda con ansias el sábado celebrando, ante todo, esta maravillosa experiencia que le trajo el cine.