La historia es algo diferente al ballet de Tchaikovsky. Clara (Mackenzie Foy) ha recibido de su madre un regalo, un huevo cerrado, pero le falta la llave. En la noche de Navidad, buscando el regalo de su padrino ingresa a un mundo mágico, donde conocerá a un soldado llamado Phillip. Allí descubrirá que su mamá era la reina de cuatro reinos, pero uno de ellos está enfrentado a los otros tres. Es en el reino disidente donde está la llave que ella necesita.
La película es una delicia visual que se nutre de la música de Tchaikovsky. El compositor James Newton Howard fue convocado para crear la música basada en la obra del gran compositor ruso. Fue grabada por The Philharmonia Orchestra de Londres, dirigida por Gustavo Dudamel. En un momento del filme aparece Dudamel de espaldas a punto de dirigir a la orquesta. La imagen nos recuerda a “Fantasía”, aquella oda cinematográfica dedicada a la música.
De todo, el guión es lo más flojo del filme. Se ha cargado en todo menos en un guión atrapante. Tampoco las actuaciones son consistentes. Mackenzie Foy no convence como Clara, ni Jayden Fowora-Knight es el Cascanueces pícaro que conocemos del ballet. Más bien es un soldado tan leal que aburre. Quien se roba la película es Keira Knightley, que está irreconocible como Sugar Plum. Morgan Freeman solo cumple como el padrino, y Helen Mirren hace un buen papel, pero no sobresale como Mother Ginger.
Por supuesto, hay mucho ballet. Se destaca Misty Copeland como la princesa bailarina y los bailarines de jazz en los créditos finales. sferreira@abc.com.py
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
