Maneglia contó que un robo obligó a reescribir el guión de “7 Cajas”

Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia nos hablan acerca del proceso de trabajo del filme “7 Cajas”. Maneglia tuvo que rehacer el guión luego de que le robaran un auto en cuyo interior estaba el primer borrador. Eso le obligó a replantear muchas cosas. Ambos directores hacen también hincapié en el trabajo colectivo para el resultado.

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“El cine tiene eso de trabajo colectivo. Decía un director que si querés hacer cine solo, pintá. Así, por un lado, ese trabajo colectivo es algo maravilloso, pero también tiene un peso enorme. Recuerdo una vez en que estábamos en medio de la lluvia, esperando que pase, en medio de los ratones, en medio de todas las complicaciones y veía a todos los actores, técnicos esperando. Y me di cuenta de que estaban allí porque creían en el proyecto, en el sueño. Por la paga no era, porque no es mucho lo que ganan, sino porque creen en uno”, señala Juan Carlos Maneglia, quien viene activando en el campo audiovisual hace unos 25 años, pero este es su primer largometraje.

El realizador también destacó que el cine tiene la inseguridad de no saber cómo va a resultar. “Siempre es impredecible cómo reaccionará el público. Entendíamos y queríamos que esta película la gente quiera verla, que se involucre y la sienta como suya. Y esto realmente ha superado nuestras expectativas”, agrega.

Maneglia había pensado en una película en el Mercado 4 desde hace unos veinte años, cuando integrando el equipo del programa televisivo “El ojo”, que conducía Menchi Barriocanal, pasaron una noche allí. “Eso me quedó grabado en la retina, en el corazón, en el alma. Es un lugar que tiene personajes particulares, además de que visualmente es avasallador”, comenta.

“En 2004, empecé a tomar el proyecto del mercado y a ir a ver los elementos que pueden funcionar en una historia. Allí surge lo del carretillero, que es un personaje que solo existe allí. Empecé a armar la historia, sumándole lo que a mí me gusta de las películas (...) Decía: qué alucinante sería hacer una película con persecuciones con carretillas, así como en las películas en que se persiguen con autos lujosos. Sería lo más antifashion, anti todo”, dice.

Recuerda que cuando llegaron al festival de San Sebastián, el presentador de Cine en Construcción les dijo: “Me encanta 7 Cajas, es un western, pero con carretillas. También un colombiano nos había dicho que inventamos el carretilla movie”.

Juan Carlos destaca el aporte de los demás en la película: “Hay varios elementos que hacen que la película funcione. Está la lectura de Tana y obviamente el trabajo que hizo Tito Chamorro con sus gags, giros. Hace que eso tome un vuelo distinto. Siempre se dice que una película se hace tres veces, cuando se escribe, cuando se filma y cuando se edita”, puntualiza.

El origen del nombre

Tana Schémbori nos cuenta, a su vez, que el nombre se le ocurrió a Luis Aguirre (director de “Universo servilleta”). “Juanca es una persona muy generosa que comparte lo que hace. El borrador del guión me pasó a mí y después a Tito. Trabajábamos varios sábados con él, cuestionando cosas que no estaban bien cerradas. Le agregábamos muchas cosas, como la frase ‘el vivo vive del zonzo’, que es muy de Tito”, relata

Tana recuerda que recibió luego el guión para empezar el trabajo con los actores. “Ellos empezaron a ver el jopara del mercado. Cada actor armó su personaje en base a sus investigaciones”, refiere.

Hace tiempo que Maneglia y Schémbori trabajan juntos. “Tana trabajaba la parte actoral, yo tenía una mirada global, viendo que todo vaya funcionando bien y Richard Careaga en la dirección de fotografía. Funcionó a la perfección y tenía que funcionar así porque estábamos en un lugar extremadamente complicado. Grabar allí es una locura y nosotros hicimos muchísimas pruebas, ya desde un año antes”, agrega Juan Carlos Maneglia.

Escenario real

Indica que probaron todo tipo de cámaras HD y con el apoyo de Darío Cardona ampliaron el filme a 35 mm, para ver qué formato podía funcionar. “En un momento llegamos a plantearnos en reconstruir una cuadra del mercado donde podamos hacer las escenas complicadas. Lo íbamos a hacer en Textilia, pero los costos eran muy altos”, señala Maneglia.

“Teníamos unos carteles grandes con los que avisábamos que estábamos grabando o avisábamos con un megáfono que no miren la cámara porque estábamos grabando y era peor (...). Teníamos que lograr que se vea real porque esa iba a ser la riqueza más grande”, acota el director. A la noche, el horario les permitía grabar solamente desde las 10 hasta las 3 de la madrugada. “Era una locura, porque el tiempo era cortísimo”, dijo.

Maneglia se vio obligado a reescribir la historia cuando le robaron el auto, con el primer borrador en su interior. “Tuvo que empezar de nuevo y allí se le ocurrió muchas cosas, lo de los teléfonos, que sea más chico el protagonista”, y cosas así.

“No soy bueno con computadoras y originalmente escribía a mano. Tenía unas fichas de colores según las líneas dramáticas, y había pasado esas fichas en un primer borrador. Un trabajo de más de cuatro años”, relata asimismo.

“Una noche me llaman, a eso de las 4 de la mañana, de Tacumbú y me dicen: ‘Acá tengo un guión, de 7 Cajas’. Y yo les decía que me lean la primera página, entonces me pedían que les cargue saldo y nunca me leían. A la semana les dije que ya no quería saber nada. Entonces, empecé a escribir de vuelta”.

“Me impresionaba el tono en que me hablaban. No era nada dramático, no era una voz de malo, sino con ese tono coloquial, casi lastimero, y que finalmente utilizamos en la película”, concluyó el realizador.

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