Corea ha despegado en los últimos años con una destacada producción cinematográfica, con películas atractivas, en diferentes géneros. “Gonjiam, hospital maldito” se aparta un poco de los filmes de terror que abundan en nuestras pantallas (casi hay un estreno por semana, como ya hemos señalado en anteriores ocasiones), y decimos un poco porque si bien el director Beom-sik Jeong no abusa de los clishés e impactos sonoros tan frecuentes en el cine estadounidense, su temática es similar a las producciones de Hollywood. Pero vale la pena darle una mirada.
La película parte de la leyenda acerca del hospital psiquiátrico de Gonjiam, que hoy en día está abandonado y es considerado uno de los siete lugares más tenebrosos de la Tierra, porque sus pacientes se suicidaron en masa.
Un vlogger convoca a un grupo de jóvenes para que juntos descubran a los “espíritus” que merodean en el edificio abandonado. Todo será transmitido en vivo por internet, por cámaras de alta calidad y desde diferentes ángulos, de manera a captar la mayor cantidad de público posible.
El filme muestra toda la previa antes de que los muchachos ingresen al edificio, y lo que encontrarán dentro. Aquí aparecen los habituales espectros del cine norteamericano, pero Jeong nos presenta un relato que hace énfasis en el suspenso más que en los golpes bajos. Además, no se trata de una “película encontrada”, como es el caso de “Blairwitch”, sino que la acción está transmitiéndose en vivo, lo que pone en evidencia el morbo del público y la sed de captar la mayor cantidad posible de “likes” del vlogger y de los mismos participantes de la experiencia. Algo similar a aquel capítulo de la genial serie “Black Mirror”, en el que Bryce Dallas Howard hace de todo para ser popular en las redes sociales, sin importar qué límites se están pasando.
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