¿Hay futuro? Alerta roja

Las decisiones del Presidente estadounidense en materia de medio ambiente no afectan solo al territorio de su país, sino que alcanzarán inevitablemente al mundo entero.

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Nuevo estudio sobre el cambio climático

Ayer, miércoles 25 de enero, el Bulletin of the American Meteorology Society adelantó parte de los resultados de una nueva investigación (el estudio completo está en prensa) realizada por un equipo internacional de científicos que postula que el fenómeno del calentamiento global puede suponer un deterioro más grave aún de lo que se pensaba hasta hoy: el cálculo habría partido de una imprecisión debida a que el período preindustrial utilizado como término de comparación con temperaturas posteriores se fija hacia 1850. Un inicio más exacto de la industrialización estaría entre 1720 y 1800.

Esto podría suponer que las negociaciones internacionales y los pactos para proteger el medio ambiente se han realizado sobre la base de una cuantificación irreal.

La industrialización comenzó con la invención de la máquina de vapor en el siglo XVIII y se queman combustibles fósiles desde principios del XIX. Pero no hay mediciones anteriores a la década de 1850.

Ciencia en EE.UU.: La semana del miedo

En la misma semana en que nuevos datos sobre el cambio climático encienden las alarmas en la comunidad científica, la política sigue un rumbo opuesto.

La administración del presidente estadounidense Donald Trump ha tomado rápidamente esta semana el control de las comunicaciones con el público y la prensa de la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency, EPA) y el Departamento de Agricultura de su país.

Funcionarios del Gobierno informaron por correo electrónico al personal de ambos organismos que a partir de ahora no podrán comentar ningún tipo de asuntos internos con personas ajenas a dichos entes públicos ni con los medios de comunicación; la información a la prensa y la información pública sobre el trabajo de estos organismos queda así detenida hasta nuevo aviso.

BuzzFeed News obtuvo un correo electrónico interno del jefe de gabinete del área de investigación del Departamento de Agricultura que notifica que no emitirán documentos públicos; el correo, publicado en dicho portal de noticias de internet, precisa: «Esto incluye, pero no se limita a ellos, informes, fotografías, notas de prensa, fuentes de datos y contenido de medios sociales».

El Gobierno estadounidense impide así desde esta semana a los científicos que trabajan en instituciones públicas hablar de sus investigaciones con la ciudadanía, a la cual estas investigaciones le conciernen y a cuyo servicio estos organismos, por su carácter público, teóricamente están.

Esto pasa inmediatamente después de que la EPA recibiera la notificación de que los fondos para sus investigaciones están congelados hasta nuevo aviso y de que su personal no está autorizado a comunicar esta medida a nadie externo a la agencia, según publicó este lunes The Huffington Post.

A continuación, el martes, el Gobierno indicó a la EPA que eliminara la página sobre el cambio climático de su sitio en internet. Dos empleados de la EPA (que pidieron no ser identificados por no tener autorización para hablar con los medios) comunicaron lo sucedido a Reuters, que publicó sus declaraciones ayer, miércoles.

Contra la ciencia y contra la evidencia

Como es sabido, el presidente estadounidense, Donald Trump, rechaza abiertamente la evidencia científica actualmente existente sobre la responsabilidad humana en un cambio climático cuyas consecuencias se viven ya, y cada vez más, en todas partes del mundo; en rigor, Donald Trump ha llegado a negar públicamente que el cambio climático exista.

Con las medidas que su gobierno está tomando esta semana, se proscribe de hecho y por tiempo indefinido en su país la investigación científica sobre el papel que juegan en el calentamiento global las emisiones de dióxido de carbono resultantes principalmente del empleo de combustibles fósiles.

Las instrucciones (u órdenes) dadas al personal de la EPA han sido las de «borrar» del sitio gubernamental de internet la información disponible al respecto: «to remove», verbo que se suele traducir incorrectamente por «remover», lo que pervierte su sentido y le resta fuerza.

En este caso, son órdenes de borrar una parte de la realidad. Y una parte fundamental para la supervivencia de la especie humana, entre otras especies.

Fuera de aquí, vete al espacio

Como informamos antes en esta misma página, el mes pasado el periodista Brady Denis informó en un artículo publicado en The Washington Post que los científicos de Estados Unidos estaban intentando salvar la mayor cantidad posible de la información existente en los servidores gubernamentales sobre el cambio climático por temor –acertado, como se confirma ahora– a que el entonces todavía inminente gobierno de Trump la hiciera desaparecer.

También el mes pasado, Bob Walker, asesor de campaña del entonces candidato republicano, declaró a The Guardian que no era necesario que la NASA se dedicara a hacer «vigilancia medioambiental políticamente correcta» (sic) pues el papel de la NASA era, afirmó, «explorar e investigar el espacio exterior». Un punto de vista que podría preparar el terreno para eliminar los inquietantes informes de su división de ciencia terrestre sobre el calentamiento global enviando a la NASA a otros planetas.

Pese a la superfluidad de la «vigilancia medioambiental políticamente correcta» según Walker, el geofísico y climatólogo de la Universidad de Pensilvania Michael Mann, entre muchos otros científicos, ha señalado en estas últimas semanas la gravedad de las amenazas que supone el cambio climático, y que no afectan solo a Estados Unidos, sino al mundo entero.

Alerta roja

¿Por qué la política del gobierno de Trump en materia de ciencia y medio ambiente debe preocuparnos?

Desde los comienzos de la industrialización, el uso de la energía procedente de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) ha aumentado. Nuestro modo de vida se basa en estas fuentes de energía. Su consumo sostiene la economía y gran parte de la industria, cuyos intereses económicos, por ende, son contrarios en este aspecto a la defensa del medio ambiente, que equivale a la defensa de la vida en la Tierra.

La quema de estos combustibles fósiles es reconocida actualmente por la ciencia como un factor sustancial de producción de varios gases responsables del calentamiento global. A pesar de esto, Trump, desdeñando el consenso de la comunidad científica, así como su trabajo, sus estudios, sus informes, afirmó en el 2012 que el cambio climático es un cuento inventado por los chinos para hacer a la industria estadounidense menos competitiva.

Los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y el aumento del nivel del mar son algunas de las aterradoras señales del cambio que afecta al globo. Se han extinguido trágicamente especies animales y vegetales, y otras se encuentran en peligro o en proceso de extinción por causa de un deterioro medioambiental cuya evidencia ya inocultable pone hoy frente a frente los intereses de la industria y del poder asociado a ella, por una parte, y los deberes y preocupaciones de la comunidad científica, por otra.

Las decisiones del presidente estadounidense en materia de ciencia y medio ambiente no afectan solo al territorio de su país, sino que inevitablemente alcanzarán, antes o después, al mundo entero, pues ni el agua ni el aire ni el sol sellan pasaportes para cruzar aduanas, ni pueden ser encerrados por muro alguno, ni saben nada de estados ni fronteras: son, en suma, como debería ser la humanidad. Y, precisamente por eso, lo que unos pocos hagan o dejen de hacer para preservar su equilibrio o seguir alterándolo en este momento crítico lo pagaremos, sin distinciones ni exclusiones, todos.

FUENTES:

K. Sheppard: «EPA freezes grants, tells employees not to talk about it, sources say», en: The Huffington Post, lunes 23 de enero del 2017.

Associated Press: «White House orders Environmental Protection Agency contract freeze and media blackout», en: Fortune, martes 24 de enero del 2017.

V. Volcovici: «Trump administration tells EPA to cut climate page from website: sources», Reuters News, miércoles 25 de enero del 2017.

Matt McGrath: «Trump’s ‘control-alt-delete’ on climate change policy», en: BBC News, miércoles 25 de enero del 2017.

Hawkins, Hegerl, Masson-Delmotte, Van Oldenborgh et al.: «2017: Estimating changes in global temperature since the pre-industrial period», en: Bulletin of the American Meteorological Society (en prensa).

montserrat.alvarez@abc.com.py

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